En los últimos días, la corrupción ha vuelto a sacudir el panorama político. Todo saltaba a raíz del caso Koldo, con el que descubríamos la trama que se había creado alrededor de la compra de mascarillas. Algunos se enriquecieron en los más duro de la pandemia.
Pero las investigaciones han ido señalando a más gente. Ábalos, algunos ministros, y hasta Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, se veían salpicados por esta trama corrupta, lo que provocaba que desde la oposición le pidieran explicaciones al presidente del Gobierno.
Sin embargo, casi al mismo tiempo se filtraba la investigación que estaba llevando Hacienda a Alberto González, el novio de Isabel Díaz Ayuso. Un suceso que le permitía desviar la atención, así como tratar de atacar a la presidenta de la Comunidad de Madrid.
La diferencia entre Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso
Uno y otro caso han servido para que PP y PSOE pidan responsabilidades políticas. Sin embargo, hay una gran diferencia, que desde la calle Ferraz tratan de ocultar, pero que debería costarle el gobierno a Pedro Sánchez, que debería dimitir de inmediato.
Aunque los socialistas han intentado que Ayuso deje la presidencia de la Comunidad de Madrid, lo cierto es que Alberto González hizo sus negocios antes de comenzar su relación con ella, por lo que no se le puede hacer responsable de nada de lo que ocurrió.
Sin embargo, los negocios de Begoña Gómez sí que fueron estando ya casada con el presidente del Gobierno. De hecho, los indicios apuntan a que lo habría hecho por ser mujer de Pedro Sánchez, y por lo tanto el puesto de su pareja sí que tuvo influencia.
Está claro que no es lo mismo aprovechar la relevancia de tu marido para hacer negocios, que hacerlo antes de empezar la relación con tu novia. Esa es la gran diferencia entre Sánchez y Ayuso, aunque el socialismo lo quiera tapar.