¡¡Una banda de sinvergüenzas y mentirosos!! Los traidores de Encarna Sánchez

Así fueron los últimos días de una Encarna Sánchez 'secuestrada' y traicionada por quienes consideró sus amigos

22 de Abril de 2019
¡¡Una banda de sinvergüenzas y mentirosos!! Los traidores de Encarna Sánchez
¡¡Una banda de sinvergüenzas y mentirosos!! Los traidores de Encarna Sánchez

Pedro Pérez, productor de Encarna Sánchez     

Licenciado en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona, empezó su carrera profesional como productor del programa “Encarna de Noche” en Radio Miramar de Barcelona hasta el año 1983. Además fue redactor jefe de local del Diario de Barcelona “El Brusi”, productor de “Encarna de noche” en la Cadena Cope entre 1983-1984, productor y subdirector de “Directamente Encarna” Cadena Cope, durante doce años. Redactor jefe de “la tarde” de Cope con Mari Cruz Soriano y María Teresa Campos 1996-2002. En la actualidad es el productor de “A Cielo Abierto” de la Cadena Cope desde el año 2002.

Hablar de Encarna Sánchez es hablar de una leyenda con mayúsculas de la historia reciente de la radio. Conocí a Encarna en Radio Miramar de Barcelona, ella recién llegada de su etapa americana, yo un joven estudiante aprendiendo a ser periodista. Todavía recuerdo aquel programa “Encarna de Noche”, en el que sola con cinco teléfonos desnudaba su alma ante los oyentes. Nadie como ella ha sabido llegar tan profundo al corazón de las gentes sencillas. Recuerdo una noche que me dijo... ¿sabe cuál es el éxito de este oficio? Emocionar. Si no eres capaz de hacer llorar, de reír, de vibrar, de interesar a través de un micrófono, déjalo y dedícate a otra cosa. Conocía la comunicación como la vida misma y se comprometía en su trabajo de tal forma que con su voz arrastraba a cientos de miles de oyentes, nos dejaste huérfanos Encarna con tu pérdida. Quiero que sepas allá dónde te encuentres, que, pasados ya muchos años tu memoria es una leyenda admirada en la historia de la radio de este País… Yo así lo siento.



Encarna era directa, sin rodeos, sin concesiones, iba al grano de las cosas, le gustaba la gente rápida de palabra e inteligente, y como ella decía “ni un paso atrás ni para coger impulso”, una de sus frases preferidas. Tenía una personalidad arrolladora, un carácter fuerte de la mujer a la que no han regalado nada, le gustaban las cosas bien hechas, a su manera, pero también era un ser generoso, tenía buen corazón y llegó a ser espléndida con algunos que se han colocado el cartel de “amigos” y pasados más de veinte años de su muerte siguen haciendo caja de televisión en televisión.

Entendía la radio como un espectáculo radiofónico de contar historias. Más de una vez se definió como “una jornalera del micrófono que cuento historias a mis oyentes”. Para ella la radio era un cóctel con emoción, compromiso, fidelidad a sus oyentes, corazón, participación y una cosa que siempre decía; tengo que interesar con lo que diga, con lo que cuente. Si no intereso estoy perdida. No era nada partidaria de las primicias, ni de ser la primera en dar una información, no le importaba mucho. Solía decir “lo importante no es contarlo el primero, sino saber contarlo y de esos eran muy pocos”.

Para definir su programa ponía un ejemplo: “Mientras otros dan por la tele té y pastas, yo ofrezco tequila, y es lo que quiero dar, tequila desde el fondo de la mina”. Tenía un público fiel, una multitud de oyentes que la seguían con devoción, fruto de un talento privilegiado puesto al servicio del espectáculo radiofónico.              

Nuria Abad Sentís, su pareja sentimental

Nacida en Barcelona en 1961, mujer ambiciosa, rencorosa, celosa y muy inteligente, ella fue el cerebro de una conspiración para hacerse con los bienes de Encarna Sánchez. Falsificaron documentación y no respetaron las últimas voluntades de la locutora, hay testimonios de ello. Se quedó con la mayor parte de la inmensa fortuna de la fallecida, abrigos de pieles, joyas, objetos de valor y muchísimo dinero.

Nuria Abad Sentís era una oyente del programa “Encarna de Noche” de Radio Miramar de Barcelona que en 1979 se presentó en los estudios de Plaza Cataluña obsesionada por la locutora. Apenas tenía los 17 años de edad, a partir de ese momento formaría parte de la vida de Encarna Sánchez hasta su muerte.

La relación de Encarna Sánchez con Nuria Abad le provocó a la locutora muchos problemas con la familia de la catalana. Tenemos que recordar que Nuria era menor de edad, no había cumplido los 18 años, además de los problemas mencionados a Encarna esta relación tuvo un alto coste económico. Les compró a los miembros de su familia viviendas y atendió a las peticiones de la niña ambiciosa. Alguien muy cercano a ellas me comentaba que adquirió una casa a Juan de Dios, padre de Nuria, y mis investigaciones me llevaron en su día a un pueblo cercano al que yo resido, San Vicens dels Horts, exactamente en la calle Fundadors 38 donde reside su hermana Yolanda. Jorge Abad también puede presumir de una propiedad gracias a Encarna Sánchez, así que toda la familia ‘bendijo’ esa relación y dieron gracias a su hermana por ese bienestar económico.



Definir a Nuria Abad es hablar de una persona prepotente, maleducada, ambiciosa, rencorosa y muy vengativa, en ocasiones testigos aseguran que llegó a llamar “hijo de puta” al personal técnico de Encarna en la Cope, convencida ella que al ser pareja de la locutora le estaba permitido el derecho a ofender a quien quisiera.

Cuando Encarna Sánchez conoce a Isabel Pantoja, la tonadillera al igual que en otras relaciones que conocemos, aparta a la locutora de su entorno más íntimo. Según Carmen Jara, amiga de ella, me asegura que durante los años que duró la relación, se acabaron aquellas mañanas en la que Encarna salía con Nuria o con Pili a desayunar a su casa. No es de extrañar, las posteriores relaciones de la tonadillera tuvieron el mismo patrón.

Nuria Abad debe abandonar la habitación azul de la casa de la Moraleja propiedad de Encarna Sánchez, eso jamás se lo va a perdonar a la locutora. Es curioso un detalle que investigando localizo en unos documentos. En 1992 se crea la Sociedad VIERCHE STIL S.A., su objetivo Social; Actividades de Contabilidad, Teneduría de Libros, Auditoria y Asesoría Fiscal. Su Administrador único D. José Fillola Vicente. Hasta aquí nada extraño, pero si vemos a los componentes de la Sociedad, nos encontramos con una sorpresa, veamos;

 

Presidente; ………………………….Pedro Bonilla Rodríguez

Secretario………………………Mª Carmen Moreno Redondo

Consejero……………………………Pedro Arroyo Fernandez 

Consejero………………………………...Gerardo Cordero Feo

Consejero…………………………………………Pedro Bonilla Rodríguez

Consejero…………………………………Nuria Abad Sentís.

 

Realmente no me sorprende que Nuria Abad Sentís, la niña de escasos estudios que conoce a Encarna Sánchez como oyente de un programa de radio, amante de la locutora desde los 17 años forme parte en una Sociedad, precisamente con aquellos que fueron los gestores en la liquidación de la herencia de la locutora (Gerbonsa) y más casual es que precisamente se funda ésta en 1992 cuando debe dejar su habitación en la casa de Encarna en La Moraleja. Pero que el lector no se alarme de momento, porque a esta Sociedad le seguirán otras muchas montadas con el único objetivo de ocultar los movimientos realizados para hacerse con los bienes de la locutora y hacer un reparto de ello. 

En 1999 Nuria Abad Sentís crea la Sociedad NAVALNIMAR INVERSIONES SL, con domicilio social en Doctor Fleming 46-48 8ºC de Madrid, su residencia particular, con un capital suscrito de 165.638.94 euros. Ella figura como único Administrador y Socio, Sociedad dedicada a la promoción, construcción, reparación y conservación de toda clase de obras en edificaciones, como asimismo la compraventa de toda clase de inmuebles. La única adquisición que esta empresa ha realizado ha sido precisamente su sede social y residencia particular de ella, su precio superó los 600.000 euros pagados al contado.

Nuria Abad Sentís es la única Administradora y Socia de Navalnimar, ella sigue operando en el Banco de Comercio, donde casualmente estaba la cuenta de Encarna Sánchez Stilo Tridimensional, tanto la Sociedad como el mantenimiento de la cuenta permaneció funcionando casi un año después del fallecimiento de la locutora. Estamos hablando de que Nuria Abad Sentís deposita en metálico más de 27 millones de las antiguas pesetas, en 1999 exactamente el ingreso fue de 27.559.384 pesetas.

Con la creación de esta Sociedad que casualmente opera como la anteriormente citada Vierche SL, no deposita las cuentas anuales desde los años 2001-2006, nos encontramos con el mejor sistema para ocultarse, tener una vivienda que es donde reside, no figurar como persona física y a la vez ocultar mediante la Sociedad todo aquello que consiguió de forma ilícita.

Nuria es también propietaria de un piso en la misma calle Doctor Fleming 33, planta 7 puerta H, según consta en el Registro de la Propiedad de Madrid 7. Todos sabemos que esta vivienda fue un regalo de Encarna Sánchez, no se trata de una vivienda ostentosa, se trata de un área edificada construida de 52.25 metros cuadrados, valorada en 420.000 euros.

También es propietaria de varias viviendas en Barcelona, las cuales las tiene a nombre de familiares y cubiertas mediante contratos privados, poseedora de muchas joyas y abrigos de pieles. Casualmente Nuria se cruzó con Carmen Jara y ésta me comentó que la vio en compañía de una niña de corta edad y que portaba un lujoso abrigo que reconoció por haber pertenecido a Encarna, ella lo reconoció al momento, e incluso me dijo que habían fotos de la locutora portándolo. ¿Por qué no pudo regalárselo? Esta respuesta está siempre en boca de Pedro Pérez, extraño comportamiento el suyo ya que siempre me ha dado información sobre todo aquel que ha estado al lado de Encarna, él mismo fue quien en su día me envió la documentación y fotografías para mi primera obra en el 2009. Él siempre excusa a Nuria Abad cuando le hago mención de las muchas propiedades y dinero efectivo que ella posee.

Josefa Calle Restoy, el ama de llaves de Encarna Sánchez

Josefina Calle Restoy.  Cocinera y persona de confianza de Encarna Sánchez en el restaurante “El Camino” y posterior ama de llaves en La Moraleja en ausencia de “la tita” Pilar Gómez Domingo.

J.Calle —A Encarna sus “amistades” le han costado muchísimo dinero.

JFC. — ¿Te refieres a sus amistades o a sus amoríos?

J.Calle —Vamos a dejarlos en amistades entrecomillado. Hay personas, las cuales han utilizado a Encarna para sanear muchos problemas económicos y todo el mundo sabe de quién hablo, cuando Encarna empezó a cobrarse aquellos favores se acabó la relación, y eso no es sólo un caso puntual, la gente siempre ha estado mencionando a una cantante conocidísima, ha habido en la vida de ella muchísima más gente que se han aprovechado.

JFC—¿Te refieres a hipotecas y prestamos que Encarna hizo a Isabel Pantoja? 

J.Calle —Ese nombre lo estas poniendo tú, yo solo digo que sus “amistades” le han costado mucho dinero, joyas, coches, préstamos, y algún que otro piso. ¿Por qué te crees que Encarna era tan prepotente, o al menos lo parecía? Pues sencillamente porque desde que ella entró en la COPE “la mafia se la comía”, había grupitos que todos conocemos, Los herreros y Cía. que no aceptaban que una mujer triunfara más que ellos, y algunos de los que hoy por hoy salen en programas del corazón me refiero a alguna mujer defensora de lo indefendible que mejor calle, porque el día que se hable de su vida privada, que es lo que ella está haciendo y se gana la vida con ello, tendrá mucho que callar. Si Encarna Sánchez nunca quiso decir su condición sexual, ella mejor que calle. 

JFC —¿Te refieres a Mila Ximenez?

J.Calle —Veo que eres muy rápido en coger y poner nombres.

JFC —¿Me dijiste un día por teléfono Josefina, que quién mejor conoció a Encarna Sánchez fue Jesús Mariñas, te refieres a los momentos de “orgias” en “Can Bollo”, como hace referencia Jesús en muchísimas de sus intervenciones?

J.Calle—Llámalos como tú quieras, sólo te digo que Encarna Sánchez supo disfrutar de la vida a tope, hizo lo que le dio la gana o le salió a ella de su “coño”. Encarna profesionalmente tuvo que ponerse una coraza y atacar, porque de no haberlo hecho la hubieran pisado y a Encarna Sánchez no tuvieron “cojones” para pisarla, más bien le tenían miedo entonces y le tienen miedo ahora.

JFC—¿Del reparto que se hizo en la casa, al fin te hiciste con algún abrigo de esos que ella te dijo te daría algún día?

J.Calle —¡Mira! Yo no participé en ese reparto y jamás he tenido un abrigo de esos que tú dices.

JFC—¡Perdona! ... ¿tu hija tampoco?

J.Calle—Te repito ni yo, ni mi hija tenemos un abrigo de Encarna, si te pasases por mi casa verías en que condición de humildad vivo, tengo una ridícula pensión que es de la que subsisto, si hubiera sido más lista no estaría como estoy, no como están otros.

JFC —Me has dicho que pronto te veremos en televisión y que vas a decirnos la verdad, que ninguno sabemos ni puñetera idea de nada y que tú vas a decirnos la verdad. ¿También nos hablaras de tu viaje con Pedro y Nuria a Suiza? ¿Nos hablarás del maltrato a Encarna sus últimos días, cuando se caía en la ducha y no la recogía nadie?, ¿Nos hablarás de lo que se hablaba en un Bar de Pamplona para obtener poderes de Encarna?, o sencillamente nos hablarás de lo que tú quieras que nosotros nos creamos?

J.Calle —No te digo nada más cuando vaya a televisión muchos se van a enterar de la verdad y no de las gilipolleces que se están diciendo.

De esta entrevista he anulado las palabras que utiliza de manera habitual y continuadas Josefina Calle. Posteriormente en contacto con Pedro Pérez, cuando aún nos comunicábamos, me comunica que consume con mucha asiduidad alcohol y su estado es siempre el mismo. Pero lo que me llama la atención es el interés de Pedro Pérez en saber dónde vive en la actualidad Josefina. Un amigo de Antena 3 me manifiesta que tienen un reportaje de ella y que la dirección del programa no ha querido emitirlo por no ser televisiva el tono de la conversación con ella.



Por último, le pregunté del porqué de tantas llamadas a la familia Gordillo, —ella me contesta que en esa casa se estaba planeando lo que después sucedió y todos se daban cuenta de ello, al final me dice.  —Pedro y Nuria se quedaron con todo.

—¡Pregúntale a Gerardo Cordero por qué tantas visitas al registro de la propiedad y por qué se le pasó a Nuria tantas propiedades a su nombre, y cuánto se llevaron ella y Pedro Bonilla, recuerda Julio que estos eran los gestores de Encarna Sánchez y por lo tanto tenían sus poderes!! 

No obstante, si vemos las imágenes en el yate de Jesús Gil Josefina no se muestra tan distante de Nuria y de Pedro como lo están en la actualidad. Creo que el motivo es que no se cumplieron las promesas del reparto, lo mismo que le sucediera a Carlos el chofer o a Inmaculada la sirvienta.

Inmaculada Liriano, la sirvienta

Han transcurrido más de dos décadas desde la muerte de Encarna Sánchez y todavía no han cesado las distintas manifestaciones de aquellas personas que en los últimos meses estuvieron a su alrededor. Sin embargo, también han sido muchas las mentiras e inexactitudes que se han publicado, todas estas circunstancias son las que me motivaron a investigar a aquellas personas que de verdad vivieron los últimos años de la vida de la locutora e intentar de una vez saber la verdad.

Inmaculada Higinia Liriano Martí fue desde el año 1993 la única persona que vivió día a día la enfermedad de Encarna Sánchez, sus amistades, sus angustias y también alguna que otra alegría. Y no soporta, dice ella, ver cómo la gente llegada a última hora al lado de la locutora tira por los suelos el nombre de Encarna, se apropian de sus posesiones, deforman la realidad de lo que de verdad ocurrió, y siguen llevando la vida como si nada pasase. Debo aclararle a Inmaculada que esos a los que ella define como llegados a la vida de Encarna a última hora son aquellos que han estado con la locutora toda la vida, otra cosa es que ella no los conociera… Por todo ello la sirvienta añade que debe hablar para dejar en buen lugar el nombre de la “señorita”. Y que no lo hace por dinero, aunque realmente lo necesita porque se quedó en la calle (dice ella) al morir la popular periodista, sino por poner en su sitio a cada uno de los que hoy se han elegido como leales compañeros y amigos de Encarna, (entrevista mantenida con el autor en un restaurante de Madrid).

—Yo llegué a España el día 1 de enero de 1993, soy de Santo Domingo, la menor de siete hermanos, licenciada en hostelería y trabajaba en el Hotel Quinto Centenario, allí con motivo de la fiesta de la Hispanidad del año 1992 me conoció la señorita Isabel Pantoja, nuestro encuentro fue en la cafetería del hotel, porque a mí siempre me correspondía atenderla a ella. 

—Un día me comentó que necesitaba traer a España a un matrimonio para servir en la casa de una famosa periodista amiga suya. Le dije que por qué no me llevaba a mí, porque allí se ganaba más, me dijo que se lo comentaría a su amiga y que me diría algo.

—Nunca me dijo el nombre de su amiga, hasta que yo hablé más tarde con la señorita Encarna, Isabel habló por teléfono con ella en mi presencia, quedaron en que le llevaría a España mis datos y que posteriormente se pondrían en contacto conmigo. 

—Me preguntó cuáles eran mis condiciones para trabajar en su casa, sólo le dije que yo presentaba la renuncia en mi trabajo, ella me mandaba un contrato en regla para poder trabajar en España sin problemas y, por supuesto, los billetes de avión de ida y vuelta por si no me encontraba a gusto allí… Y así lo hizo.

—La idea de marcharme a España no gustó en mi familia, sobre todo a mi padre, les comenté que venía a España a trabajar a casa de una señora de muy buena reputación, popular, con imagen pública y respetable, porque eso era lo que ella me había dicho por teléfono, siempre se identificaba como la señora “Sánchez” y yo nunca supe su nombre hasta que llegué aquí. 

—Pero a mi padre nunca le gustó la idea a pesar de todas las explicaciones que yo le daba, las referencias no le importaban, él me decía que me mentalizase de que venía a España a servir en una casa y que lo que tenía que hacer era seguir viviendo en Santo Domingo con mi trabajo. Pero yo estaba cansada del trabajo, quería ser independiente, establecer mi vida y ganar más dinero, decidí venirme, pasé las Navidades con mi familia y me vine a Madrid el día 1 de enero de 1993.

—Cuando llegué al aeropuerto de Madrid me fue a recoger Teresa Pollo, la secretaria de la señorita Pantoja y me llevó directamente a la casa, nunca imaginé que vivía en un chalet tan grande, ni tampoco las necesidades diarias que tendría esa casa. Cuando entramos allí estaban la señorita Encarna con Isabel Pantoja. Me recibieron muy cariñosamente, me dijeron que descansara y que al día siguiente ya comenzaría a trabajar. La verdad es que mis primeros días fueron muy duros, lloré mucho porque me encontré muy sola y con un panorama muy distinto al que me habían dicho. La señorita me había comentado que ella vivía sola, una casa sencilla y que el trabajo era poco. Hasta el momento, ella había tenido siempre tres de servicio y, a partir de ese momento era yo sola ante todo trabajo.

—Encarna al principio no me exigía demasiado, ella daba por hecho que sabía limpiar perfectamente y guisar de todo, yo cocinaba los platos de mi país, pero apenas sabía más de cocina, La casa quedó enteramente para mí, la señorita me daba autoridad, pero yo no la quería porque era mucha responsabilidad que había que tener en esa casa. Me pasaba los días llorando deprimida aunque ella me consolaba. Entonces es cuando vino a vivir conmigo en febrero de 1993 Pilar, que era una amiga de Encarna de toda la vida. La señora era muy rígida sin llegar a ser dictadora, pero le gustaba mucho la disciplina. Al principio de llegar yo era muy manejable, pero a partir del mes de marzo de ese año todo cambió, fue cuando empezó todos los problemas de su tratamiento médico.

—Le cambió radicalmente el carácter, ella al principio no me decía nada de lo que le pasaba, pero a raíz de su primer viaje a Paris con la señorita Isabel y Marujita Diaz, empecé a entender y conocer la crudeza del problema y de la enfermedad, sobre todo porque a la señora le cambió mucho el carácter, sufría muchos dolores y eso lo pagaba conmigo que era quien tenía más cerca.

Encarna era muy discreta con sus cosas, hablaba poco de ella misma, por lo menos en los principios en que su sirvienta Inmaculada la conoció, con el paso de los años me comentaba Inmaculada que ella se convirtió en su confidente, recuerdo las risas de Pedro Pérez en una de nuestras conversaciones en la que me decía: “¿Cómo Encarna le va a explicar a esa nada?”. Carmen Jara como es habitual en ella me comenta lo que yo no sé, si no lo veo o puedo opinar, pero quienes conocíamos a Encarna sabemos que era muy difícil que se confesara con nadie, Inmaculada ha estado vendiendo una ‘película’ que nadie que conociera a Encarna Sánchez se ha creído, e incluso yo cuando la estaba entrevistando.



Un día cuando Encarna acababa de marcharse a París para una de sus consultas sonó el teléfono de la casa. Era la voz de un hombre, que no se identificó y le comentó cosas horrorosas a la sirvienta… “¿Sabes en que casa te has metido? ¡Estás viviendo con una bollera!”, palabra nueva para Inmaculada que no sabía su significado. El miedo fue tal que la sirvienta dominicana se pasó toda la noche llorando, era un fin de semana, porque aprovechando que iba a Paris la locutora e Isabel quisieron pasar por Disneyland, con ellas iba también Marujita Díaz, que se apuntaba a todas cuando la que pagaba era otra.

Cuando regresaron a casa se encontraron con Inmaculada haciendo las maletas y llorando, le preguntaron que le pasaba. Ella se quería ir, decía que no sabía el significado de la palabra “bollera”. No estaba sola, recordemos que estaba Pilar “La tita”. Al día siguiente Encarna cambió el número de teléfono para evitar más llamadas de ese tipo, pero de nuevo pillamos a la sirvienta con otra mentira más, hice mis investigaciones y pude comprobar que el número de teléfono en el año 1993 era el 650-88-69. Y ese siguió siendo el mismo número hasta la muerte de la locutora.

El ama de llaves de la locutora Pilar le contó a Inmaculada toda la vida pasada y presente de Encarna Sánchez, pero para entonces la sirvienta ya no le importaba nada, porque según ella nunca vio un mal comportamiento en la casa, y eso era lo único que le importaba, ella respetaba la vida privada de todos, se limitaba a trabajar y no le importaba esos temas. Le habló de mujeres que habían estado en su pasado afectivo y le dio unos nombres que ella quería pensar que eran amistades afectivas y se refería a muy amigas, nada más: Mariví Dominguín, Nuria Abad, Mila Ximénez, Beatriz Carvajal, Concha Bautista, y prosigue… Pilar también le dijo que cuando viera algo en la casa se hiciese la disimulada y continuara con su vida.

Encarna sólo dejó de tutelarla muy poco tiempo antes de morir, la tuvo siempre en casa, no permitía que nadie la llamase por teléfono y no le daba días libres para que ella saliera. No le gustaba que tuviera contactos con la calle, temía que al ser la locutora una persona pública y ella era consciente que había mucha gente que no la apreciaba podría contarle “cosas malas”, expresión que utilizaba con ella.

La semana santa de 1993. Encarna llama a María Navarro, su colaboradora y le dice: “María me han encontrado una sombra en el pulmón y tienes que ir a Houston y entérate de los mejores médicos que hayan allí, quiero el mejor, y sobre todo te inscribes tú como paciente, a mí no me nombres para nada, hazlo como si fueras tú la paciente”. Todos los tratamientos en sus distintas etapas clínicas se hicieron con el nombre de María Navarro, (este dato es cierto y me fue confirmado por la propia María en una entrevista que le realice en su día). Una vez en Houston María Navarro llamó a Encarna para decirle que había encontrado un médico chino que está especializado en su problema con el cáncer, pero que tiene que viajar ella a Houston para que le vean, que no se preocupe ya que la inscripción está a nombre de ella y respetan la confidencialidad.

Encarna se puso muy nerviosa y a partir de ese momento le cambió totalmente su carácter. Le daba pánico volar, pero tuvo que acabar subiéndose en un avión para ir a la clínica americana. Partió la locutora en el Concorde acompañada de Isabel Pantoja y Carmela, amiga de Isabel. Ese fue el momento en el que Encarna empieza a reconocer su enfermedad, en su entorno más íntimo era ya sabido a pesar de que se diga que nadie lo sabía.

En la casa de La Moraleja quedaron Pilar Gómez ama de llaves, Inmaculada y nadie más, eran constantes las visitas de Teresa Pollo, amiga, secretaria o lo que fuera de Isabel Pantoja. Siempre venía acompañada del pequeño Francisco José, que se había quedado con ella en la casa de la Pantoja. Las llamadas de Encarna eran continuas y nos iba informando, Isabel aprovechaba para saber de paso cómo se encontraba Paquirrín y cómo iban las cosas en su casa también. 

Cerca de un mes estuvieron en Houston y no se sabe a ciencia cierta si allí ya empezaron los tratamientos, pero se supone que sí porque comenzaron a cambiar el físico de Encarna, engordó mucho y empezó a llevar pañuelo de cabeza para ocultar los efectos de la quimio. El historial médico lo transfirieron a París a nombre de María Navarro Blanco, por eso Encarna viajaba a la capital francesa cada mes. Fue en el verano de 1993 cuando a la locutora le dieron las sesiones más agresivas, le dijeron que iba a ser un tratamiento muy pesado y lento que requería su tiempo y así estuvo hasta Semana Santa de 1994, que es cuando de nuevo recuperó su pelo. 

Hasta ese momento ella iba con peluca a todas partes, empezó a sentirse mejor y tuvo una etapa muy positiva. Sin embargo, cuando todo parecía que iba por buen camino se le detectó una metástasis cerebral, le dijeron que el cáncer de pulmón es el que con mayor frecuencia genera una metástasis cerebral, empezó a perder visión y audición. En ese momento fue cuando Encarna empezó a desesperarse, un día le comentó al servicio que tenía cinco tumores en la cabeza y que se estaba volviendo loca, a partir de ese momento empieza su tratamiento con el Doctor Rubio y es atendida por una enfermera que le daba sesiones de quimio en casa.

Un día a la locutora le dio uno de esos arrebatos característicos en ella y despachó de la casa al doctor y a la enfermera y pasó a ponerse en manos del Doctor Manuel Santos Ortega con el que estuvo hasta el final, el mismo que falsificó el certificado de defunción para que Encarna fuera incinerada. Su respuesta a mi pregunta del porqué había variado la hora de defunción fue: “Porque me lo pidió Nuria Abad Sentis”. Encarna Sánchez estuvo dos años tratándose en París y no en Suiza como decían algunos medios de comunicación, con esos viajes que se comentaba de ir por la mañana a la clínica y por la tarde a la Cope, ni muchos menos, y es falso también que se fuera a tratar por un quiste de garganta.

En 1994 ya no estaba Pilar Gómez Domingo “La tita Pilar” en casa de la locutora, la desaparición de aquellos 43 millones de pesetas acabó en una tremenda pelea entre ella e Isabel Pantoja, el ama de llaves de Encarna me dijo en una conversación que mantuvimos en su casa de Barcelona: “Por culpa de esa gitana me he tenido que ir de la casa. Isabel Pantoja me echó de casa de Encarna”. Yo dicho así no lo entendí, quiero pensar que puestos a elegir la locutora se decantó por Isabel y no por ella.

Lo que aguantó Isabel Pantoja de Encarna Sánchez

Extracto de la entrevista que mantuve con Inmaculada Liriano en Madrid

Nadie sabe lo que llegó a soportar Isabel de Encarna, en sus cambios de estado anímicos, sus malhumores, sus gritos. ‘Ambas cuidamos de ella’, me comentaba Inmaculada. Era el único apoyo que tenía, las dos solían discutir mucho, se enfadaban y se distanciaban, pero al poco tiempo, volvían juntas. Como en casi todas sus declaraciones Inmaculada miente, yo sabía que junto a Encarna había mucha gente que entraba y salía de la casa, hasta el momento en el que Nuria Abad Sentis prohibió las visitas. Al menos las que ella podía prohibir porque según me comentó Carmen Jara no había Dios que le dijera a ella que no podía entrar, también Josefina Calle me puso al corriente de lo que en el interior de la casa estaba sucediendo: “Un auténtico vandalismo, allí todos pillan”

La ruptura final de la relación entre Encarna e Isabel se produjo hacía el mes de mayo de 1995, en ese momento Isabel no aguantaba más el carácter de la locutora, los gritos, y los insultos a sus amistades. Encarna quería a Isabel solo para ella, obligaba a la tonadillera a distanciarse de los suyos (esta versión es muy contradictoria para aquellos que hemos conocido las relaciones de la tonadillera con otras parejas, es precisamente ella quien se encarga de apartar a quién comparta su relación con su entorno y familiares, de esa forma tiene mayor control sobre ella).

Pero la gota que colmó el vaso fue cuando Encarna Sánchez se enteró de la relación que había entre María del Monte e Isabel Pantoja, en las navidades de 1994 en Marbella. Estando la tonadillera rodando con José Luís Moreno un programa para televisión Encarna ya se encargó de hacerle saber a Isabel que no le gustaba que María estuviese todo el tiempo en su camerino.

A finales del año 1994 Encarna se volvió muy despreciativa incluso con nosotros el personal de la casa, a mí me gritaba por todo…”, comenta Inmaculada. “Todo le parecía mal, hubo ocasiones en el que Isabel le decía que no me tratara así, que iba a acabar marchándome de casa, pero también le gritaba a ella a pesar de su enfermedad”. Encarna se quejaba porque la casa se había convertido en el punto de reunión del clan Pantoja y su entorno, ella estaba agobiada por todos los que rodeaban a la tonadillera y eso no le sentaba bien a Isabel, menos aún cuando lo hacía saber: “Estoy harta de tanta gente en esta casa”, gritaba. “Isabel Pantoja ya no estaba dispuesta a seguir consintiendo los malos tratos verbales y los desprecios a ella y a los suyos, fue en ese momento en el que Encarna me pidió hiciera las maletas para irnos a Marbella”.

“A pesar de los continuos enfados entre ambas, la tonadillera también viajó con nosotras a Marbella, allí fue cuando Encarna insistió en que no quería volver a ver en su casa a nadie del entorno de ella, Isabel se enfadó mucho y le dijo que no estaba dispuesta a renunciar a la gente que quería. Esto ocurría los días previos al cumpleaños de la Pantoja que es el día 2 de agosto, ese día Encarna le regaló un peluche que rechazó Isabel tirándoselo a la cara, se fue de casa enojada y se marchó a Cantora, ese día precisamente fue cuando unos periodistas le grabaron una conversación, con esa cinta chantajearon a Encarna que estuvo muy desesperada durante mucho tiempo por ese tema.



Ahí empezó el verdadero laberinto de la vida de Encarna y empezó a desquiciarse de verdad, a partir de ese momento las cosas entre Isabel y ella ya no fue lo mismo. No obstante Isabel seguía apoyando a Encarna y preocupándose por ella a través de mí, ella estaba al corriente de su estado porque le iba informando, a pesar de todo ello las cosas no eran iguales el estado anímico de Encarna era cada día más insoportable.

Encarna e Isabel no se hablaban desde el famoso regalo, el peluche que acabó en la cara de la locutora, pero cuando llegó las navidades Isabel vino a casa para invitarla con el fin de que no estuviera sola. Siempre fue así, Encarna y el servicio pasábamos esas fiestas en casa de la tonadillera (otra mentira más de Inmaculada). Y esas fueron las últimas navidades que ambas pasaron juntas, a partir de ese momento las cosas se estabilizaron un poco y se llevaron bien hasta el mes de marzo, momento en el que Encarna empezó de nuevo a comportarse mal con ella”. 

La locutora ya tenía conocimiento, le habían llegado rumores del acercamiento de Isabel y María del Monte, Encarna la insultaba de la manera más ordinaria que se puede insultar a nadie. Lo de hija de puta era normal, el carácter de la locutora se hizo insoportable: “No quería comer, me hacía hacerle unos quince platos diferentes, el presupuesto de casa en comidas oscilaba en las doscientas mil de las antiguas pesetas ¡Y no comía!” (mayor barbaridad es imposible, a no ser que en el presupuesto estuviera incluida la sisa).

La separación acabó por volverla loca, son varias las personas cercanas a Encarna que coinciden en lo mismo, algunos dicen más. Carmen Jara su íntima me asegura que ello aceleró su enfermedad. Encarna llegó a creerse que Isabel la perseguía a todas horas, que la vigilaba desde fuera de la casa, que la quería matar. Fueron sus primeras alucinaciones, a partir de ahí tuvo muchas más: “En ese momento decidí regresar a Santo Domingo, ya no podía aguantar más aquel infierno. Llamé a Isabel para comunicarle mi decisión de regresar a mi país, ya no aguantaba más, pero Isabel me pidió por favor no dejase sola a la señora, que me necesitaba de verdad, que estaba sola y sin nadie en quién confiar en aquel momento, pero yo tenía clara mi decisión de marcharme. La señora reaccionó y por primera vez me di cuenta que ella me necesitaba, me pidió por favor que no me fuera, que ella me quería mucho a pesar de no demostrármelo, que la entendiera y reconocía que lo mejor que había hecho Isabel era haberme traído a trabajar a su casa. Ésa fue la primera vez que la señora me mostraba un poco de sensibilidad, llegándome a decir que me quería y se amparaba en mí para desahogar la rabia que le tenía a Isabel”.

“Inmaculada mira si me siento defraudada con ella que me ha utilizado, que solamente quería mi dinero y mi posición, ahora usted conoce a Isabel Pantoja, pero ella es gitana. Yo le enseñé a vestirse, a comportarse, la llevé a Italia y a casa Chanel en París para que aprendiese a ser elegante. Yo la he creado, y me paga de esta forma. Cuando estaba en sus momentos bajos, le di dinero y la mandé a América para que hiciera una gira, le presenté al Sr. Manuel Alejandro para que le compusiera un disco. Yo la creé de nuevo, pero en el fondo sigue siendo una gitana”.

“A partir de ese momento se nos prohibió a todo el servicio ir a casa de Isabel y puso un ‘policía’ (servicio de seguridad) en la puerta para que nunca más pudiera entrar en la casa, me consta que Isabel lloró mucho, adelgazó, pero pudo recuperar a su entorno antes alejado por indicación de Encarna. Y a partir de ese momento ya no llegaron a verse más, los últimos días de Encarna Sánchez, Isabel llamó a casa para interesarse por ella, pero ya existía ‘el secuestro’. Nuria Abad y Pedro Pérez filtraban las llamadas a la casa y nunca permitieron que hablara con ella. No fue solo a la Pantoja, sino a todos aquellos cercanos a la locutora, cuñada, ahijados, etc.

“Encarna Sánchez para evitar que me fuera de casa y me marchara de su lado me compró un billete de avión y que me tomara unas vacaciones, y así lo hice. Me fui un 15 de junio y regresé al cabo de un mes, un 15 de julio. Hablábamos por teléfono, notaba que cada vez me comentaba cosas muy raras, me hacía pensar que en ocasiones desvariaba. Encarna se preocupaba de que yo no volviera a su lado y me lo preguntaba siempre que hablábamos. Cuando regresé a la casa en multitud de ocasiones me encontraba con la señora hablando sola por los pasillos, se paraba frente a los espejos y se ponía a hablarles como si ante ella estuviera Isabel. En esos momentos me decía que se sentía sola y que estaba vacía. Que todas sus amistades son pagadas, que no hay sinceridad entre sus amigos, que todos los que tiene son de conveniencia a cambio de cosas que ella les ha dado. Encarna se sentía desengañada con todos ellos”.

Lo que ha omitido Inmaculada fue la reserva que tuvo que hacer por mandato de Encarna para Nuria Abad y su familia en un Hotel de Santo Domingo y de esa manera se la quitaba de en medio, la sirvienta debe recordarlo porque fue nada más llegar ésta de sus vacaciones en el verano de 1995.

La relación de la sirvienta con Pedro Pérez y Nuria Abad

Desde que entra Inmaculada al servicio de Encarna Sánchez en 1993 ésta nunca supo nada de Nuria Abad ni de Pedro Pérez, sabía que éste último era el productor de la señora y de Nuria que era una amiga de toda la vida.

Un día Encarna le comentó que Nuria era como una hija para ella, que la conocía desde que era muy pequeña (17 años), y que le daba mucho miedo tenerla como enemiga, porque la había amenazado en varias ocasiones con llevar su historia a los periódicos y destruir su imagen. Le decía: “Vas a acabar como la Navratilova, la tenista que tuvo que dar a su pareja sentimental muchos millones tras la convivencia que ellas habían tenido”.

Encarna estaba asustada con ese tema y por eso accedió a comprarle todo lo que le pedía: casas, coches, dinero, estaba totalmente chantajeada, me comentó en nuestra entrevista en Madrid Inmaculada. En el verano de 1995 aprovechó la locutora para irse a Marbella, en la expedición van Carmen jara, Sacha ahijado de Encarna, y su hermana Keka. Estando en Marbella Nuria llama desde Santo Domingo, haciéndose pasar por la sobrina de Encarna (no entiendo el motivo del porqué se hizo pasar por una sobrina, los presentes en Marbella sabían de sobras la relación de Nuria y Encarna) o quizás sea parte de un guión muy personal de Inmaculada en la entrevista o desconocimiento de una historia que otros conocíamos con más detalles que ella.

Finalizado el verano ya estando en Madrid, es cuando Nuria va con frecuencia a casa de Encarna, no obstante no se queda a dormir, simplemente come y se va, en otras ocasiones Encarna encargaba al servicio que le hicieran la comida para llevársela, recordemos que Nuria seguía trabajando en la Cope con ella y en ocasiones comenta Inmaculada que observaba como Encarna le introducía un sobre con bastante dinero en la bolsa: “Encarna al servicio no nos daba nunca demasiadas explicaciones”, se contradice Inmaculada como es habitual en ella, ¿a qué servicio se refiere? ¿Si sólo estaba ella en casa? ¿No decía que se confesaba con ella? Prosigamos… efectivamente no era de dar explicaciones y mucho menos confesarse Encarna Sánchez, sólo lo hacía cuando se tenía que justificar ante unos hechos que ellos presenciaran, entonces ella daba su versión muy distante naturalmente de la realidad, imaginación a la locutora nunca le faltaba, al servicio cuando los enfrentamientos entre Nuria y ella se producían provocados como casi siempre por la catalana ella les decía: “Es simplemente una amiga mía de hace muchos años y que se veían mucho antes de llegar a la casa la Srta Isabel, pero no os preocupéis porque la veréis muy poco por casa, porque es una visita de cumplido”. Sin embargo, el servicio dice Inmaculada, observó que Nuria hacía en la casa lo que ella quería, todos se dieron cuenta de que la señora le tenía miedo y que le presionaba constantemente con la idea de montar un escándalo como no se hiciese lo que ella quería. Nuria no era así con el servicio, todo lo contrario, se mostraba amable y simpática. Encarna le decía a Nuria que con el servicio no hablara nada.

“La locutora le llamaba mucho la atención delante nuestro porque le decía que era muy vulgar y muy ordinaria comiendo, por ejemplo. A partir de ese momento Nuria venía casi todos los fines de semana a comer a casa, pero nunca se quería quedar a dormir, siempre tenía disculpas para marcharse”. Recordemos que la imagen de Encarna no era la misma que conoció Nuria en Barcelona en 1979.

Las últimas navidades de Encarna Sánchez

Las últimas navidades de Encarna Sánchez fueron en casa de la familia Gordillo, los amigos “leales” de la locutora de toda la vida, posiblemente los únicos amigos de verdad que Encarna tuvo. La última nochevieja, me recuerda Carmen Jara que al finalizar las campanadas y brindar con champagne ella dijo con lágrimas en los ojos: “Ojalá Dios me dé salud para seguir viviendo”. Esa fue la última despedida de año que Encarna vivió.

Encarna esas navidades las pasó con Nuria Abad y Josefina Calle además de la familia Gordillo y su ahijado Sacha, finalizadas las fiestas la locutora tenía visita con el médico que la trataba, esta vez estaba muy nerviosa, no saben los cercanos a ella si Encarna se imaginaba lo peor. Un día dice Inmaculada que le confesó que estaba muy confusa ya que le estaban haciendo muchas transfusiones de sangre y que, de esa forma la estaban manteniendo, pero empezaba a tener dudas.

Muchos de los pacientes que ingresan a un centro especializado presentan anemia, pero sólo una proporción pequeña recibe una transfusión de sangre. Dos de los síntomas principales de la anemia son la fatiga y la disnea. Esta revisión intentó identificar si la transfusión de sangre es un tratamiento útil para los pacientes con cáncer avanzado que presentan anemia. Solo se identificaron 12 estudios relevantes, pero todos fueron de baja calidad. Estos estudios indicaron que la fatiga y la disnea mejoraron inmediatamente después de la transfusión, pero esta mejoría comenzó a disminuir después de un período de dos semanas. De los pacientes que recibieron una transfusión del 31% al 70% presentó un beneficio transitorio que se prolongó alrededor de dos semanas.



Le hablaron de un doctor de Pamplona, el doctor Brugarolas, unos amigos le dijeron que era muy bueno… Recuerdo una conversación con Carmen Jara en la que me decía que por mediación de su cuñado Francisco Gordillo se consiguió una visita con el doctor en la clínica Universitaria de Navarra, mediante unos contactos que éste tenía con gente del Opus Dei, y se decidió ir a dicha consulta siempre naturalmente bajo el nombre de María Navarro Blanco, a pesar de que la locutora ya no se hablaba con ella desde la ruptura con Isabel Pantoja. Encarna estaba ya muy débil, apenas comía y era muy arriesgado seguir con su tratamiento de quimioterapia.

Encarna en esos momentos, tenía una especie de trombosis interna en el cuello, como consecuencia de haberle colocado mal un catéter, eso la había dejado muy débil y ella sabía que difícilmente en esas condiciones podía soportar más tratamientos de quimio, dudó en ir a la clínica de la Universidad de Navarra, pero al final se decidió y fue, posiblemente influenciada por los demás. Estamos hablando del mes de febrero, le acompañaron al viaje Nuria, Pedro Pérez y Josefa Calle.

De ese viaje y de sus acompañantes me confesó Carmen Jara que estando los tres en una cafetería Josefa Calle la llamó para hacerle saber que tanto Pedro Pérez como Nuria Abad estaban tramando algo, les había oído decir que tienen que sacarle unos poderes a Encarna antes de que sea tarde.

Sin duda alguna ahí empezó su calvario, el autor puede poner en duda muchas cosas y razonarlas todas, su profesionalidad, su honestidad, “sus verdades” y sus muchas mentiras, sus venganzas, sus rencores, en definitiva, mostrar a la verdadera Encarna Sánchez, pero nunca pondré en duda que era una mujer muy muy luchadora, conozco de donde partió y a donde llegó, el cómo ya forma parte de su curriculum.

De los múltiples comentarios o declaraciones de Inmaculada añadamos su reflexión sobre el estado de salud de la locutora. Ella antes de irse a Pamplona sabía que le quedaba poco tiempo de vida, pero el doctor que la estaba atendiendo el doctor Santos sabía perfectamente lo que hacía, le llevaba un tratamiento muy lento que le iba muy bien a la señora. No obstante la sirvienta opina que el doctor de Pamplona la hizo venirse abajo, desconoce por qué pero cuando vio a Encarna entrar por la puerta de casa ya no era la misma, su cara blanca como la cera y su mirada ya no tenía vida, antes de marcharse le pidió al servicio que rezara por ella, y cuando la vieron regresar con esa cara de pena tan terrible, no pudieron menos que preocuparse y emocionarse: “Encarna nunca fue la misma, Pedro y Nuria me habían advertido muy seriamente que tuviera cuidado con llorar delante de ella, porque según ellos Encarna se enteraba de todo. Yo pienso que eso no era cierto, la señora desde que volvió de Pamplona empezó a desvariar mucho, decía cosas incongruentes y sin sentido y en sus momentos de lucidez que eran muy escasos y cuando los tenía y me quería decir algo, Nuria y Pedro nunca dejaban que hablara conmigo”.

El secuestro de Encarna Sánchez

Declaraciones grabadas en Madrid de Inmaculada Liriano

Nuria Abad Sentís y Pedro Pérez Ortega, compañera sentimental y productor de Encarna le decían a todo el mundo que ella no quería recibir visitas. Inmaculada dice que eso era falso, porque precisamente la locutora sonreía y se animaba cuando alguien lograba “saltar el cerco” y llegar hasta ella. La familia Gordillo, exactamente Carmen Jara, amistad de muchos años atrás fueron también aislados de su lado (aunque a pesar de lo que Inmaculada ha ido diciendo en distintos platós de TV con Carmen no pudieron y ella sí pudo entrar en la casa y ver a Encarna, eso se lo confirmó al autor personalmente). Un día llamó desde Suiza Alejandro Gordillo Jara “Sacha”, ahijado de Encarna y no le quisieron pasar el teléfono a la locutora. Según contaba Inmaculada la locutora preguntaba mucho por su ahijado, al que quería muchísimo porque lo había visto nacer y lo tuvo en sus brazos, pero era imposible saltarse el cerco que Nuria y Pedro habían montado. (Si Inmaculada se lamenta de ese cerco, nos habla del cariño que le procesaba Encarna a Sacha, ¿por qué no denunció que en las últimas voluntades de Encarna localizadas en la casa cuando el expolio constaba como uno de los herederos el ahijado de ésta?).

Desde que regresaron de Pamplona todo fue muy distinto, Nuria se hizo dueña de la situación, era la que mandaba en la casa, la que administraba el dinero de Encarna, porque había conseguido de ella una autorización para manejar las cuentas. “Recordemos a Josefina Calle ponerse en contacto con Carmen Jara en la que se le informaba de los planes de ella y Pedro en conseguir unos poderes”. Encarna jamás le pidió cuentas de gastos al servicio, desde que Nuria se hace cargo de la casa le pedía explicaciones detalladas de los gastos que se producían.

Nuria empezó a recoger cosas de la casa, sobre todo el dinero que había en ella, y lo hacía sin ningún tipo de recato, delante del servicio sin pudor, se hizo con todo el dinero en efectivo que había, las cajas fuertes fueron todas abiertas y desvalijadas. Era sin duda alguna la dueña de la casa, algo que estaba deseando hacer desde hacía tiempo y por fin lo había conseguido. “Si la Srta Isabel hubiera aguantado un poco más Nuria no hubiera pisado la casa, esto lo puedo jurar”, me dice Inmaculada.

(Inmaculada me está exponiendo una escena de secuestro y robo y nunca lo puso en conocimiento de nadie ni tan siquiera lo denunció, son muchas las dudas sobre su honestidad que me da mucho que pensar).

Encarna ya estaba postrada en cama, apenas se levantaba para ir al baño, la verdad es que era un vegetal. Nuria, me dice Inmaculada que le prohibía hablar con ella, ese distanciamiento del servicio, de las amistades y familiares levantaban sospechas, no permitía que nadie se acercara a ella y mucho menos que entablaran conversación alguna. ¿Qué era aquello que no querían que Encarna contara? Nuria se molestaba mucho cuando Encarna preguntaba por mí y más cuando quería quedarse a solas con ella en la habitación.

(Inmaculada no permanecía las 24 horas del día en la casa ni estaba de lunes a domingo en ella, ¿no tuvo la oportunidad de llamar a nadie incluso a Isabel Pantoja y ponerla al corriente de lo que sucedía, a la policía, a los familiares de Encarna, a la familia Gordillo Jara, algún periodista? No me creo absolutamente nada de todo lo que cuenta esta señora, y repito ¿de qué servicio me habla si solo estaba ella y el chofer en la casa?).

Nuria tenía mucho miedo a lo que podía comentar Encarna al servicio. Una de las veces que yo pude quedarme a solas con ella, me dijo que guardara bien la casa y que tuviera mucho cuidado con esa gente y que no sabía qué es lo que querían hacer con ella”. Me asegura Inmaculada que en esos momentos sí sabía lo que decía Encarna, la tenían aislada de todo y de todos, aunque no se preocupaban en serio de su cuidado, tal es así que un día subo al cuarto de la señora para comprobar cómo se encontraba y observo que está tirada en el suelo del baño, sin que nadie haga nada por socorrerla.



Ese fue un momento muy triste para la sirvienta porque según ella quería muchísimo a la señora, y aquella ya no era ella, la habían convertido en un vegetal y la manipulaban sin el más mínimo pudor. Tenía razón Encarna cuando decía que no tenía amigos de verdad, que todos iban con ella por interés. Además nunca cumplieron lo que Encarna les pidió. Un día estando Inmaculada en la habitación con la señora, ésta le dijo a Nuria: “Inmaculada se ha portado muy bien conmigo, quiero que le subas el sueldo, al igual que al resto del servicio”. Nuria prometió hacerlo, pero sólo cumplió conmigo porque estaba delante, de no haber sido así jamás me hubiera enterado del deseo de la señora. En otra ocasión le dijo a Pedro Pérez: “Pedro cuando yo me muera, no dejes en la calle al servicio, a ninguno de ellos, les buscas una casa para trabajar y les haces una carta de recomendación, les entregas un dinero que ya he previsto para cada uno de ellos”. Ni vimos el dinero, ni jamás nos buscó casa, sencillamente nos dejaron en la calle.

(Inmaculada Liriano hace estas graves acusaciones, asegura que Pedro Pérez, la esposa de éste y Nuria Abad le faltaban el respeto a Encarna Sánchez en presencia de ella (pongo en duda estas acusaciones y más en presencia de ella).

“No me dejaron abandonar la casa, al ver cómo regresaba la señora de Pamplona y ver todo lo que hacían Pedro, su mujer y Nuria con Encarna, les pedí que me dejaran marchar, que me dieran la carta de recomendación, y yo desaparecía de la casa, pero me dijeron que ni lo soñara, que yo seguiría allí hasta que Encarna muriera” (mayor barbaridad imposible, ¿estaba ella también secuestrada?).

“Encarna Sánchez dentro de su mal estado sabía muy bien lo que estaban haciendo con ella, un día le faltaron el respeto y no pude aguantarme más así que les pedí que no le faltaran, que ella seguía siendo la “autoridad” de la casa, ella me sonrió y me dijo “Gracias Inmaculada eres la única que lo sigues teniendo presente””.

Nuria un día echó de casa a Laura, cuñada de Encarna Sánchez, con la que la locutora se llevaba muy bien. Laura era la viuda de su hermano Carlos, al que ella adoraba. La hermana de Londres también vino acompañada de sus hijas y tampoco pudieron entrar. A todos les decía que Encarna no quería ver a nadie… Y eso era mentira, asegura Inmaculada. “Si después nosotros le contábamos que habían estado allí todos ellos se disgustaban muchísimo por no poderles haber visto, pero Encarna no podía hacer nada, la tenían secuestrada, esa era la verdad auténtica”. También se dijo que la locutora había confeccionado una lista para que no dejasen entrar a aquellas personas que ella no autorizaba, pero eso tampoco era cierto ya que la misma había sido confeccionada por Nuria y Pedro, no les interesaba que nadie se enterara de lo que ellos estaban tramando desde hacía ya tiempo.

A visitar a Encarna Sánchez fueron muchos conocidos como Eugenio Galdón, Consejero Delegado de la Cope, el actor Arturo Fernández, el periodista y compañero de la Cope José María García (éste último quiso darle el teléfono a Inmaculada la sirvienta, pero inmediatamente Pedro Pérez impidió que se lo diera, la intención del periodista era simplemente que les llamasen por si necesitaban algo). Este suceso quise contrastarlo y me fue desmentido. El servicio o sea la gente de la casa tenían que estar apartada de todo, en más de una ocasión fueron amenazados, según Pedro Pérez, tenían que tener mucho cuidado con las cosas que decían a la gente.