Algunos perros son realmente tranquilos, e incluso tímidos, pero otros rebosan energía y no paran quietos.
Aunque está bien que nuestro perro sea dinámico y disfrute, todo en exceso puede ser malo.
Si tenemos un perro hiperactivo, o demasiado inquieto, debemos enseñarle maneras positivas para que pueda canalizar esa energía, de manera que aprenda a controlarse a sí mismo y no se vea desbordado por ella... ¡ni nos desborde a nosotros!