Hay historias que, a pesar de su crueldad y su crudeza, siguen provocando que muchas personas en todo el mundo se vean atraidas por sus protagonistas; es el caso de algunos asesinos como 'Jack el destripador' o la 'Condesa Sangrienta' admirados aún por muchos ciudadanos.
También es el caso de la banda de los Narcosatánicos: y es que, a pesar de haber sembrado el caos y el miedo en México durante los años 80, se han convertido en el motivo de 'culto' de una joven mexicana quinceañera.
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Así pues, vestida por completo de negro como una 'reina de la noche', la joven de Matamoros no ha dudado en posar junto a la vivienda de los NarcoSatánicos, donde se cometieron más de una decena de crímenes satánicos, y presumir de ello en las redes sociales.
Imágenes que han traído de nuevo a la memoria de México, así como de todo el mundo, la terrible historia de la banda de Adolfo de Jesús Constanzo 'El Padrino' y Sara Aldrete, 'La Bruja'.
Más de 60 años de prisión por los crímenes cometidos
La banda de los Narcosatánicos se formó, a finales de los años 80, en Matamoros, Tamulipas, teniendo como líder indiscutible a Adolfo de Jesús Constanzo; un joven de origen cubano y nacido en Miami, Estados Unidos, que recibió la religión del 'palo mayombe' de su madre.
Una religión centrada en la creencia en los poderes naturales, que los humanos pueden adquirir a través de objetos mágicos como palos, restos humanos, tierra sagrada y otros objetos, a la vez que veneran a los espíritus de los ancestros.
Creencias que Constanzo llevó consigo a México, donde se dedicó al narcotráfico, a la vez que se convertía en el 'gurú' y sicario de grandes nombres de la droga, relacionándose con otros criminales famosos como Alfredo Ríos Galeana, Roberto Malváez o Sara Aldrete.
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Fue precisamente con esta última, apodad a como 'la Bruja' o 'La Madrina', con quien Constanzo formó la organización criminal de los narcosatánicos, llevando a cabo decenas de asesinatos y rintuales satánicos, con animales y personas como 'sacrificios', para conseguir poderes como inmunidad ante los ataques o la invisibilidad.
En concreto, los restos de 13 personas aparecieron en el rancho de Santa Elena, la sede del grupo, con claros síntomas de tortura, habiendo incluso 'hervido vivas' a sus víctimas, y beberse su sangre para conseguir 'poderes' sobrenaturales.
Asesinatos, ahora 'recordados' por la joven, que llevaron a la muerte de Constanzo durante su detención, y a la condena a 62 años de prisión a su cómplice y pareja, Asara Aldrete, juzgada por delitos de asociación delictuosa, tortura y asesinato.