El SARS-CoV-2 se convirtió prácticamente de la noche a la mañana, en el mayor enemigo de la humanidad, capaz de hacer que países enteros confinaran en sus casas a todos sus ciudadanos para parar su mortal avance. Hoy día, tras la aparición de las vacunas, y a pesar de que no ha desaparecido, y que sigue acumulando cifras de mortalidad importantes, lo cierto es que ha dejado de ser el principal problema de una sociedad que ha vuelto a la normalidad.
No obstante, las consecuencias del SARS-CoV-2 en nuestro organismo, aún se están investigando. Como ejemplo de ello, un grupo de científicos internacional liderados por Julio Aguado, científico español de la Universidad de Queensland, en Brisbane (Australia), han descubierto un nuevo efecto a medio-largo plazo de la infección por SARS-CoV-2.
Un efecto secundario demoledor
Según han descubierto este grupo de científicos la Covid puede provocar el envejecimiento acelerado del cerebro, a través de la acumulación de lo que se llama, células senescentes. Estas se producen cuando las células normales se transforman en senescentes por un proceso de mutación genética, que se puede producir por muchos factores, como la quimioterapia, la radiación ultravioleta y la infección por virus como el SARS-Cov-2.
Estas células cuando se transforman en senescentes se convierten en inmortales, no desaparecen de nuestro cuerpo, de ahí que también se las conozca como “células zombi”, y además son dañinas para el organismo porque son proinflamatorias, algo que expanden a otras células, aunque no llegan a replicarse como las cancerígenas. Ese efecto proinflamatorio hace que se produzca un envejecimiento acelerado del tejido afectado por estas células. Y si el tejido afectado es el cerebro puede provocar problemas de coordinación y memoria, como los que se han encontrado en pacientes afectados por el Covid, ya que esas células provocan la neurodegeneración (pérdida de neuronas).
En el mismo estudio se han probado fármacos senolíticos, que atacan específicamente a este tipo de células, en cuyos primeros resultados se han obtenido sensibles mejoras de los tejidos, por lo que se abre la puerta para tratar ese tipo de efectos por la infección del Covid.