La enfermera detenida por el intento de envenenamiento de hasta siete compañeros ha sido condenada 23 años de cárcel por la Fiscalía de Huelva debido a la comisión de varios delitos de envenenamiento a múltiples compañeros durante el mes de noviembre de 2018. Su detención, en enero de 2019, finalizó las investigaciones de un caso que se había complicado.
Las intoxicaciones entre el personal sanitario pusieron en jaque la seguridad de los pacientes y del propio personal, pues todos desconocían cuál era el origen de estos envenenamientos. La causante, una enfermera del centro penintenciario, acusada de un delito continuado de lesiones y otros seis delitos más de lesiones, lo que configuran los 23 años a los que se enfrenta la envenenadora de Huelva.
Las intoxicaciones comenzaron en agosto de 2018, cuando se produjo el primer caso de envenenamiento con metadona y pregabalina. El afectado había sido el superior de Enfermería del penal onubense que se despertó con un fuerte cuadro de vómitos y vértigo y tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital para realizarle un intenso lavado de estómago con el objetivo de que la intoxicación no se agravara y le provocara la muerte.
El personal sanitario entró entonces en pánico, al mismo tiempo que se buscaba al posible responsable de este injustificado ataque puesto que ya se había demostrado intencionalidad detrás del envenenamiento del superior de Enfermería de la cárcel de Huelva. Dejando que pasara el tiempo y bajara la alerta sobre sus actos, la enfermera adoptó un perfil bajo y esperó hasta noviembre para actuar.
Fue en este mes cuando juntó su cóctel mortal con un plato muy popular entre los sanitarios del centro penitenciario: lentejas mezcladas con metadona y pregabalina. Uno de los objetivos era, nuevamente, el supervisor de Enfermería del centro penitenciario de Huelva, pero esta vez había otros afectados más. Dos médicos fueron también objeto de los intentos de envenenamiento de la enfermera, que se sumaron a la lista de admitidos de urgencias de aquella noche con el mismo cuadro de síntomas que el superior de Enfermería había presentado hace ya varios meses.
Las hipótesis comenzaron a volar sobre el personal sanitario, quienes creían responsable a uno de los internos que tuviera acceso a la zona sanitaria y hubiera podido tomar las cantidades necesarias de los elementos empleados en la elaboración del cóctel mortal que envenenó a varios miembros del personal sanitario. Sin embargo, todos quedaron sorprendidos cuando finalmente se reveló el verdadero responsable de los crímenes que se estaban cometiendo en el penal onubense.
La enfermera responsable en el centro penitenciario del control de la metadona, una peligrosa sustancia empleada en el ámbito sanitario, era la culpable. Esta situación, sumada a la falta de vigilancia y control sobre los medicamentos y otro tipo de sustancias permitió a la presunta culpable actuar con impunidad y libre de vigilancia que la disuadiera a realizar estas intoxicaciones.
Siempre antes de salir de su guardia, la enfermera acudía a la sala de descanso donde sus compañeros guardaban sus respectivos 'tuppers' con comida. Un vez allí, se aseguraba de quedarse sola y vertía el cóctel mortal que a punto ha estado de causarle la muerte a varias personas sobre la comida de varios compañeros, que devolvía a su posición original para que nadie sospechara de ella. Así ha estado actuando hasta que finalmente fue detenida y procesada en enero de 2019.
Ahora se enfrenta a la inhabilitación especial de cualquier cargo público y de la enfermería en el ámbito privado además de los 23 años de prisión solicitados por la Fiscalía de Huelva. El Ministerio Público también ha fijado una indemnización a los afectados y sus familiares por los delitos de lesiones cometidos, que asciende a un valor de 62.000 euros.