Marco Polo fue un mercader veneciano nacido en 1254 y conocido por ser, junto a su padre y su tío, uno de los primeros exploradores europeos en viajar hasta China a través de la Ruta de la Seda.
Marco Polo recogió sus experiencias en un diario, hecho que ha permitido que su nombre perdure a lo largo de los siglos.
El primer viaje de la familia Polo -sin Marco- por la Ruta de la Seda se inició en Venecia en el año 1255 y concluyó en Pekín en 1266, previo paso por Grecia, Constantinopla, el mar Negro, el río Volga, el mar Caspio o las interminables montañas y desiertos de Asia Central, por citar sólo algunos lugares.
En su segundo viaje, Marco Polo ejerció como emisario del Papa, llevando al Kublai Kan -el último Gran Kan del Imperio Mongol- la respuesta del máximo representante de la iglesia cristiana a la petición del anterior para recibir a gente ilustrada que enseñase a los orientales otra forma de vida.
De este modo, Marco Polo se ganó el favor del Kublai Kan, de quien fue consejero durante cerca de 20 años. Durante aquel tiempo, el comerciante italiano fue testigo de los logros de la civilización china, forjando su leyenda pluma en mano.
Sin embargo, existen discrepancias entre los historiadores sobre el hecho de que Marco Polo realizase los viajes que se le atribuyen, en particular aquellos que lo ubican en Mongolia y China, viajes por los que se hizo célebre y que narra en sus manustricos conocidos en español como Los Viajes de Marco Polo.
La realidad es que la única prueba que existe de sus viajes a la China son los diarios que él mismo escribió, y es que su nombre no figura en ningún registro histórico chino y mongol.
Corre la anécdota de que su propia familia le preguntó momentos antes de su muerte qué parte de su historia era verdad y qué parte era inventada, a lo que Marco Polo respondió: "¡Únicamente he contado la mitad de lo que realmente vi!"