El día que Bélgica fue condenada por Estrasburgo por negarse a extraditar a la etarra Natividad Jauregi a España, el expresidente y expolítico Carles Puigdemont cenó, como invitado y amigo, en casa de la asesina etarra.
La nueva amiga de Puigdemont está acusada por la Audiencia Nacional del asesinato con un tiro en la nuca del teniente coronel Ramón Romeo Rotaeche y está relacionada con cinco asesinatos más.
El Tribunal de Estrasburgo condenó a Bélgica por no entregar a la terrorista a España, y horas después Puigdemont se reunía con la asesina de ETA en su casa.
El Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo impuso el martes de la semana pasada una sanción económica a las autoridades belgas por “daños morales” a los hijos del teniente coronel Ramón Romeo al negarse a entregar a la asesina Natividad Jauregi e incumplir la euroorden en vigor.
Cena de prófugos
A la cena de prófugos en casa de Jauregi, celebrado el pasado martes 9 de julio, también asistieron varios acompañantes del expresidente de la Generalitat y uno de los abogados de Puigdemont, Paul Bekaert, artífice de que Bélgica negase la extradición de la asesina etarra a los tribunales españoles.
Bekaert, letrado del fugado Carles Puigdemont, lleva 30 años defendiendo a los etarras.
Una asesina, un enaltecedor del terrorismo y Puigdemont
Sin embargo, el encuentro de la semana pasada en casa de la asesina etarra no fue la primera vez que Puigdemont acudía al domicilio de su amiga Natividad Jauregi.
A principios de junio, Puigdemont, Bekaert y el rapero Valtònyc compartieron mesa con Jauregi, conocida en la banda terrorista ETA como Pepona.
La asesina Jauregi, el abogado de los etarras y el enaltecedor del terrorismo Valtònyc son algunos de los amigos de Puigdemont en Bélgica. Todos ellos, fugados de la Justicia.
El rapero, que animaba a “matar a un Guardia Civil”, compartió en las redes sociales una foto junto a Natividad Jauregi. Puigdemont, que también estaba presente en el encuentro de junio, no quiso posar para la foto junto a sus amiguetes.
Falta de escrúpulos
De este modo, cenando con una asesina y demostrando su falta total de escrúpulos, Carles Puigdemont sigue perdiendo la credibilidad que nunca ha tenido mientras reclama su puesto como representante de Cataluña en Waterloo e intenta poner en duda el sistema democrático español.