La preocupación por lo que comemos ha aumentado notablemente en los últimos años. Consumir alimentos naturales y no excedernos con grasas saturadas o azúcares es el objetivo de muchos. Por eso motivo, productos que antes podían estar en el olvido han vuelto a ocupar un lugar protagonista en nuestra dieta.
Tanto en leche como en agua, el kéfir ha regresado para quedarse. Y es que a todos los beneficios para cuidar nuestra flora intestinal se suman otros como el fortalecimiento de los huesos y la ayuda a aquellas personas que padecen problemas digestivos.
¿Qué es el kéfir? ¿Qué significa la palabra kéfir?
El kéfir es un producto originario de los países caucásicos. Su nombre significa 'placer' en turco, ya que muchos lo consideran una auténtica delicia.
Existen dos tipos de kéfir: el hecho con agua y el hecho con leche. Para ambos la forma de proceder es la misma pues la magia está en la fermentación que producen los granos de kéfir en contacto con la leche o con el agua.
¿Por qué tomar kéfir?
La gran cantidad de microorganismos que contiene el kéfir lo convierten en un aliado perfecto para la flora bacteriana de nuestro organismo. Ayudar a repoblarla después de un tratamiento con antibióticos o reforzarla ahora que llega el frío son dos ventajas de esta bebida.
Además, su alto contenido en calcio ayuda a mantener la salud de nuestros huesos y a luchar contra la osteoporosis.
Kéfir, el producto que regresa 100 años después
Y conscientes del aumento en el interés por el kéfir, muchas marcas comercian el producto ya hecho y listo para comer, entre ellas, Danone, que ha retomado el diseño originario del Kéfir Danone en su edición especial 1919.
Hecho con leche, fermentos vivos y levaduras, fue uno de los primeros productos que el fundador de Danone, Isaac Carasso, empezó a producir cuando creó la compañía en la Barcelona de principios del siglo XX.