El intento de golpe de Estado por parte de los independentistas catalanes el pasado 1 de octubre del año 2017 sigue dando mucho de lo que hablar. Esta fantasía golpista, afortunadamente, ha quedado en agua de borrajas, y como era de esperar, acabó en nada y con los instigadores pagando por sus delitos.
No obstante, algunos no tuvieron ni si quiera la valentía de afrontar sus consecuencias y decidieron marcharse fuera del territorio español para no ser juzgados y condenados. Carles Puigdemont, la cabeza visible de todo el ‘procés’, huyó a Bélgica, dejando a sus compañeros tirados, demostrando que nada le importa más allá que él mismo. Un acto de cobardía y traición.
La revolución efímera
Un sector independentista no se tomó del todo bien que el Gobierno de España actuase con contundencia contra los independentistas. Es por ello por lo que crearon ‘Tsunami Democràtic’, un movimiento de presión y agitación social con el objetivo de crear tensión y lucha en las calles.
No obstante, como todo lo que tiene que ver con el independentismo catalán, esta euforia duró muy poco. A la que vieron que sus pataletas servían de poco, se achantaron y decidieron cesar sus ataques.
Uno de los que ha estado vinculado a este movimiento social revolucionario (por así llamarlo) ha sido el actual entrenador del Manchester City, Pep Guardiola. Su nombre ha estado siempre presente en los juicios, en las declaraciones, aunque se haya intentado desde el sector independentista ocultar su vinculación.
No obstante, hay un vídeo de ‘Tsunami Democràtic’ en el que Pep Guardiola aparece condenando activamente todo lo sucedido en Cataluña el 1-O, y no precisamente se posiciona del lado de los demócratas, sino de los golpistas.
Así pues, por mucho que se quiera desvincular al de Santpedor de la causa golpista, ha formado parte de ella, de forma activa, utilizando su poder mediático para lanzar mensajes autoritarios y peticiones internacionales. Ha sido una de las cabezas visibles de más relevancia.