Desde hace más de dos semanas, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se ha convertido en el enemigo número 1 de gran parte de los países del mundo, debido a su decisión de invadir Ucrania y comenzar una guerra que ya ha dejado centenares de muertos y heridos.
También dentro de su país el presidente ruso cuenta con centenares de personas que rechazan su declaración de guerra al país vecino, tanto por un sentimiento de rechazo a la guerra, como por las terribles consecuencias económicas que esta guerra puede tener para el país; y es que, ante las presiones de la Unión Europea y Estados Unidos, Rusia podría acabar hundiéndose social y económicamente, a pesar de vencer en la guerra contra Ucrania.
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Una realidad que parece ignorar Putin, quien sigue obsesionado con la idea de volver a hacer a Rusia "grande" como en su etapa imperialista, tal y como aseguran los rumores cercanos al Kremlin.
Obsesión que, sin embargo y según los expertos, no correspondería a un estado de 'locura' del presidente ruso: "Es psicopático, pero no psicótico" ha asegurado Javier Urra, psicólogo, en converasaciones con Antena 3.
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Así pues, las acciones de Vladimir Putin corresponderían a una alteración de la personalidad caracterizada por el narcisismo, la impulsividad y las conductas de control y manipulación, tal y como se describen a las personas psicopáticas.
Características que ya se podían apreciar, según Urra, en la trayectoria profesional de Putin, siempre alejada de sentimentalismos, frío, calculador y con gran capacidad de manipulación.
Un perfil muy distinto al que presentaría un psicótico, cuyos trastornos mentales les provocan percepciones anormales, perdiendo el sentido de la realidad, con delirios y alucinaciones constantes; algo que, en el caso de Putin, no se ha producido, a pesar de que muchos consideren su enfrentamiento con la OTAN una verdadera locura.
"No está enfermo, no es un psicótico, tiene dureza emocional, es psicopático" insiste el experto, que sigue añadiendo pequeños datos al perfil psicológico del 'pequeño zar': "es muy narcisista [...] Él tiene un criterio: yo, Rusia y el planeta".
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Eso sí, Urra asegura que ha habido un cambio repentino en la forma de actuar, ahora más precipitada, del presidente ruso: una aceleración que podría haberse producido por la salud de Putin; y es que, según su aspecto, más embotado de lo habitual, el psicólogo ha planteado la posibilidad de que el ruso esté "tomando algún tipo de medicación porque tenga una neoplasia, un cáncer".
Enfermedad que puede hacer más vulnerable a Putin, debido a que las emociones están a flor de piel, pero que, sin duda, le hace un enemigo terrible, debido a que estas emociones pueden provocar decisiones inesperadas e incontrolables desde el Kremlin, temiéndose que esto pueda acabar provocando muchas más muertes, y la caída del 'imperio ruso' que Putin controla y quiere engrandecer.