Pilar Rahola es una de las periodistas más controvertidas y polémicas del panorama independentista catalán. Siempre con actitud chulesca, con aires de grandeza y superioridad, Rahola critica a todo aquello que no casa con ella, básicamente, a todo lo que tiene que ver con España.
Lo más lamentable de su actitud es que en más de una ocasión, al verse acorralada en un intercambio de reproches con otros periodistas o políticos, Rahola recurre al insulto y al menosprecio, lo que define muy bien su forma de ser y actuar.
Es habitual verla en programas de televisión y escucharla en programas de radio, siempre con tintes independentistas, ya que si no ella no acude. Siempre con sus prendas de ropa amarillas, siempre con insultos a España en la boca.
La última polémica de la independentista tiene que ver con Laura Borràs, quien fuese presidenta del Parlament de Catalunya, quien está siendo investigada por corrupción. Borràs fue invitada a un acto en defensa de Borràs, en el que tomó la palabra y no dejó indiferente a nadie con sus declaraciones.
“La Presidenta Laura Borrás está sufriendo una grave persecución. Hay un gran punto de machismo en cómo se la está persiguiendo. La persiguen porque es una mujer e independentista, porque les da mucho miedo y porque es la Presidenta de Junts per Catalunya”, aseguraba Laura Borràs.
Al más puro estilo Irene Montero, Rahola asegura que se persigue a Borràs por el simple hecho de ser mujer. Se olvida, quizás, que a su amiga se le persigue por supuesta falsedad y prevaricación en los contratos públicos para favorecer a un amigo, cuando dirigía la Institución de las Letras Catalanas entre 2013 y 2018.
Lo cierto es que la excusa del machismo está ya tan utilizada y aborrecida que llega a ser hasta cansina. Lo que no ha criticado Pilar Rahola, sin embargo, es que a Laura Borràs le han regalado una pensión vitalicia de 85.000 euros al año pese a no haber estado ni dos años en el cargo de presidenta del Parlament.
Una más de Rahola para su larga lista de polémicas sin sentido alguno, capaz de criticar asuntos lógicos y de defender las cuestiones más ilógicas.