En el día de ayer se desveló la composición definitiva del nuevo gabinete del gobierno de coalición entre PSOE y Sumar que llevará las riendas del ejecutivo de Pedro Sánchez durante esta XV legislatura. Una legislatura que estará marcada por la Ley de Amnistía y por los continuos pactos que el gobierno deberá cerrar con los socios independentistas para aprobar cualquier iniciativa legislativa en el Congreso.
Ante una oposición de PP y VOX, que se avecina totalmente frontal, Pedro Sánchez se ha rodeado de su núcleo duro de ministros, y le ha dado un perfil más político que técnico al resto de las carteras ministeriales. Siguen en el cargo, María Jesús Montero en Hacienda, pero aumentando poder con la cuarta vicepresidencia. También continúan, Nadia Calviño en Economía, al menos mientras termina de dar el salto al BEI, Fernando Grande-Marlaska, sorprendentemente de nuevo en Interior, Teresa Ribera en Transición Ecológica, Margarita Robles en Defensa, Lluis Planas en Agricultura, así como Yolanda Díaz en Trabajo. Sin embargo, la gran figura del nuevo Ejecutivo es sin duda la de Félix Bolaños.
El “Fontanero” de Sánchez
Pedro Sánchez ha dotado al madrileño de una cuota de poder, que de facto lo convierte en vicepresidente del Gobierno, sin tener ese cargo. Y es que a su cartera de Ministro de la Presidencia, tiene agregada las relaciones con las Cortes Generales y ha asumido la cartera Justicia, que hasta ahora tenía en sus manos Pilar Llop.
Justicia no es una parcela ajena a Bolaños, de hecho ha asumido muchas negociaciones que tocaban de lleno competencias de Justicia, por eso es el mejor “fontanero” que tiene el Presidente. Así ha sido protagonista de la última tentativa de renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la consumada renovación parcial del Tribunal Constitucional (TC), cuya importancia es radical al día de hoy, al haberse asegurado mayoría progresista en el mismo y con Cándido Conde-Pumpido como Presidente del Constitucional. Pero también ha estado detrás de la reforma del Código Penal para eliminar el delito de sedición y rebajar el de malversación, el paso previo a esta Ley de Amnistía.

Las críticas por la acumulación de poder
El movimiento de Sánchez no es baladí, y ha sido duramente criticado por el PP de Alberto Núñez Feijóo. Según los populares, al entregarle tanto poder a Bolaños, Sánchez ha lanzado “un mensaje claro a Europa y al sistema judicial, y no es precisamente el de despolitizar la justicia en España”. Además denuncian que la misma persona “coordina las funciones del presidente del Ejecutivo, dirige las relaciones con el Poder Legislativo, y coordina el trato con el Poder Judicial”.
Se trata de un nombramiento que poco ayuda a la Separación de Poderes del Estado. De hecho lo que busca Sánchez es el blindaje de la Ley de Amnistía. El propio Bolaños ha sido uno de sus padres políticos, firme defensor de la misma, y actor principal en el pacto con ERC con la amnistía de por medio. Abogado de profesión, hace unos días llegó a decir que no tenía “ninguna duda de que en España, que es un Estado de derecho, los jueces aplican las leyes y esta se aplicará”, “Todos los jueces aplicarán la ley y la amnistía conseguirá el propósito buscado”. Unas palabras que ahora que es también ministro de Justicia tienen otro significado.
El “Ministro Amnistía”
Tanto la oposición como las organizaciones judiciales, temen que se convierta en el “Ministro Amnistía”. Ya que parece nombrado para vender la ley, algo que ya ha estado realizando con frases como, “La amnistía devolverá a la política lo que nunca debió salir de la política” o “La ley de amnistía hará la sociedad más habitable”. Pero también para controlar la tramitación de la misma en las Cortes Generales, donde tendrá a su favor el Congreso, aunque tendrá que luchar contra la mayoría del PP en el Senado. Y finalmente asegurarse de que sea aplicada por jueces y fiscales, a los que no dudará en presionar. Además, y muy importante, controlará también la abogacía del Estado para rebatir todas las impugnaciones que se esperan llevarán la amnistía al Constitucional y al Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Una UE con la que tiene excelentes relaciones gracias a su labor al frente de Presidencia del Gobierno.
El resto de los objetivos de la cartera de Justicia, que Pilar Llop ha dejado pendientes, puede que queden en un segundo plano hasta la consumación total de la amnistía. Entre otras cosas está pendiente la renovación del CGJP, estancada desde el 2018 y que ya intentaron “arreglar” cambiando las mayorías por las que las Cortes Generales eligen a los vocales del órgano de gobierno de los jueces, aunque finalmente dieron marcha atrás ante los avisos de Bruselas. Por otro lado también están pendientes en Justicia los problemas presupuestarios, así como la dotación de plazas de magistrados, especialmente en el Tribunal Supremo.
En resumen, Félix Bolaños tiene a su alcance todos los resortes para que la ley sobre la que pivota la estabilidad del gobierno de Sánchez no corra ningún peligro. Así no es de extrañar que los independentistas estén contentos con su nombramiento, con Bolaños al timón están muy tranquilos de que el chantaje llegará a buen puerto.