Si algo ha definido el mandato de Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad de este gobierno de coalición que aún está en funciones, ha sido sin duda la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual, más conocida como la Ley del 'solo sí es sí', o Ley Montero.
Un despropósito de ley que se vendía como el mayor adelanto en derechos de la mujer en su libertad sexual, y que se ha convertido, por su obcecación en no ver las consecuencias legales que tenía su redacción, en una auténtica chapuza que ha supuesto la puesta en libertad de muchos agresores sexuales y la reducción de las condenas de muchos más.
La nueva norma que modifica los artículos contra la libertad sexual del Código Penal, unificando los antiguos delitos de abuso y agresión sexual en una sola modalidad delictiva, despreciando el principio de proporcionalidad de las penas. El nuevo delito tiene unas penas mínimas parecidas a las del antiguo abuso, y unas máximas que se aproximan a la de la antigua agresión. Como consecuencia, los reos condenados por la antigua agresión sexual, es decir, que actuaron con violencia o intimidación, se han visto beneficiados de que la nueva pena mínima del delito unificado es la del antiguo abuso sexual.
Los nuevos datos asustan
Los números de la vergüenza de Irene Montero acaban de ser actualizados a través de una nota de prensa del CGPJ: “Los tribunales han acordado al menos 1.205 reducciones de pena en aplicación de la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual, según los datos recabados hasta el día 1 de septiembre por el Consejo General del Poder Judicial del Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, los Tribunales Superiores de Justicia y las Audiencias Provinciales. Estas resoluciones han supuesto al menos 121 excarcelaciones”.
Unas cifras escandalosas que siguen creciendo desde la entrada en vigor de la nueva ley, y que será el gran legado de Podemos y de Irene Montero, ya que es más que probable que, a pesar de los esfuerzos de sus compañeros de partido, no vuelva a sentarse al frente del Ministerio de Igualdad si finalmente Sánchez revalida el suyo en la Moncloa.