Si, como pasó el pasado miércoles, Feijóo hoy no consigue cambiar el voto o la abstención de al menos cuatro diputados, este viernes se volverá a dar el mismo resultado. Sin embargo, que haya habido sesión de investidura ha provocado que se ponga en marcha el reloj electoral.
Y es el país tiene hasta el 27 de noviembre para poder investir a un candidato como Presidente del Gobierno, si no es así, se disolverían de nuevo las Cortes y se convocarían nuevas elecciones generales para el 14 de enero, con una campaña electoral en plenas navidades.
Se retrasa hasta noviembre
Con estos tiempos, Pedro Sánchez, el siguiente candidato lógico que propondrá el Rey, tenía pensado acudir al hemiciclo la tercera semana de octubre. Sin embargo, en privado ya admite que no podrá ser al menos hasta mediados de noviembre, apurando el plazo máximo posible. Y es que Sánchez ha vendido la piel del oso antes de cazarlo, porque esa gran mayoría progresista de la que tanto ha alardeado, se le está volviendo ahora en contra, ya que sus “socios” de gobierno no están dispuestos a dar su apoyo sin conseguir nada a cambio.
Las fructíferas y discretas negociaciones para la mesa del Congreso, hicieron pensar que la acuerdos por la investidura serían algo rápido. Sin embargo, está siendo todo lo contrario. En el debate de investidura de Feijóo, el PNV ya dijo que Sánchez no tenía asegurado su voto, y los independentistas volvieron a aprovechar la ocasión para exigir la amnistía y el referéndum de autodeterminación.
Para más leña al fuego ERC y Junts han firmado dos proposiciones conjuntas en el Parlamento Catalán donde han pactado que no investirán a Pedro Sánchez si el candidato socialista no se compromete antes a negociar un referéndum de independencia además de aprobar una ley de amnistía para anular los procesos judiciales del procés. Todo un órdago.