Llegó el día siguiente y se hicieron una serie de pruebas. Los resultados no pueden ser peores. Tiene una infección fuerte, arena en riñones, vejiga, sarna, hongos... Ángel todavía no había querido comer. Entonces el doctor decidió darle líquidos y también el tratamiento. Pasaron 24 horas, mejoró. Empezó a comer y beber agua. Ángel estaba más animado.
Aún estaba en tratamiento para controlar el dolor de las quemaduras, también con antibióticos y multivitaminas, este fue un gran avance. Con el paso de los días, el estado de Ángel seguía siendo precario. Una mañana, el estado de Ángel empeoró bruscamente. Se negó a comer y sus gritos resonaron en los pasillos de la clínica.
Su cuidador llamó inmediatamente al médico. El diagnóstico del médico fue desalentador: Su hígado está un poco agrandado y tiene problemas estomacales. Ángel estaba en la calle, no sabemos la cantidad de basura que comió, incluso comió garrapatas.
Comió basura para sobrevivir. Los días se convirtieron en semanas y el estado de Ángel comenzó a estabilizarse una vez más, aunque lentamente. Los tratamientos administrados por el médico hicieron su magia.
Su piel ahora está sin heridas, ha ganado peso. Ángel estaba comiendo sopa de zanahoria y pechuga de pollo. Le costó mantenerse en pie y él todavía se movía hacia los lados, pero estaba más animado.
La alegría no duró mucho antes de que llegaran las malas noticias. Ángel empezó a empeorar y el rescatista lo llevó nuevamente al veterinario y resultó que todavía tenía Anaplasma pese a seguir su tratamiento al pie de la letra.
Pero entonces, en medio de la oscuridad, surgió un rayo de esperanza. Fue el recuerdo de la transformación de Ángel durante el último mes. Un testimonio del poder del amor y la perseverancia.
Mientras Ángel devora ansiosamente sus comidas, sus travesuras juguetonas traen alegría a quienes lo rodean. Con cada día que pasa Ángel está cada vez más cerca de encontrar su hogar definitivo.