La pequeña gatita gritó desesperada y buscó a su madre. Ella era solo una pequeña bola de pelo, pesaba sólo 71 gramos

Flora estaba débil y mucho más pequeña de lo que debería haber sido para su edad

Laura R. Patermann
Periodista
01 de Mayo de 2024
La pequeña gatita gritaba desesperada y buscó a su madre
La pequeña gatita gritaba desesperada y buscó a su madre

Mabel, una mujer de buen corazón y apasionada por salvar animales, acogió a Flora con cariño le dio a la pequeña leche con una jeringa y, para sorpresa de todos, Flora bebió con avidez hasta la última gota. También aceptó valientemente la medicación necesaria para su débil condición. Con los cuidados de Mabel, Flora empezó a recuperar fuerzas y su alegre personalidad empezó a brillar.

Mabel ya tenía una residente especial en su casa, una gata adulta llamada Sabrina. Sabrina tenía su propia historia conmovedora: hace un año había sido rescatada de las calles al igual que Flora.

Ella también era pequeña, débil e indefensa y había luchado por su vida. Mabel la había acogido y Sabrina había encontrado un hogar con la amable mujer que la había salvado . Al ver que Flora mejoraba, Mabel decidió que era hora de presentarle a Sabrina su pequeña hija.

Esperaba que el gato adulto aceptara al pequeño gatito y tal vez le brindara el amor maternal que Flora tan desesperadamente necesitaba. Cuando los dos gatos se encontraron fue un momento lleno de esperanza e incertidumbre.

Para asombro de todos, Sabrina se acercó a Flora con gentil curiosidad. Olfateó a la pequeña gatita y luego, sin dudarlo, empezó a lamerla. Fue un gesto conmovedor de afecto y parecía como si Sabrina entendiera el frágil estado de su nueva amiga. Sabrina parecía recordar sus propias luchas y lo que significaba estar sola y necesitada. Sabrina no sólo aceptó a Flora, sino que la colmó de amor.

Se acurrucaba con Flora después de cada alimentación y su suave ronroneo creaba una relajante canción de cuna. Sabrina permaneció con el pequeño gatito durante horas, calentándolo con su propio cuerpo y ofreciéndole el consuelo de una presencia maternal.

Flora, a su vez, se bañó en el amor de su nueva madre sustituta. Se acurrucó en el pelaje de Sabrina y encontró la calidez y el consuelo que había anhelado desde el día en que la separaron de su madre biológica.

El vínculo entre ellos se hacía más fuerte cada día que pasaba. Estarían juntas y amadas para siempre.