Es asombroso ver cómo llega a ponerse hasta cinco y seis pelotas en la boca. Parece que vaya a ahogarse, pero no.
Es divertido cuando está tumbado y se tira la pelota y con las patas, juega como un profesional. Es digno de ver.
Cuando tiene la boca llena de pelotas, se va corriendo al césped y las suelta para jugar, nunca las muerde. Por lo visto las quiere.
Reconocen que es perro más divertido que han tenido. Es cariñoso, juguetón y se porta de maravilla con los niños.
Además, Finley incluso rompió el récord mundial, que era de cinco bolas y lo estableció en 2003 un Golden Retriever de Texas.