Thor tenía muchas ganas de jugar y a veces no calculaba bien la fuerza que tiene. Los revolcones que se lleva Simba no impiden que sigan jugando.
Cuando tienen sueño, no se separan, se colocan el uno al lado del otro, pero, siempre tienen que tocarse.
Aunque a veces parece que se pelean, no es así. Miden sus fuerzas, pero en plan amigos.
Ver como se aman este perro y este gato es muy emotivo. El perro era un cachorrito cuando llegó y desde entonces son inseparables.