Sentí como si me estuviera llamando, pidiendo ayuda. Después de aproximadamente una semana comenzamos a adaptarnos.
Cuando empezó a recuperarse y pudimos ver su progreso nos dio esperanzas de que él se iba a poner bien. Le gustó el baño la primera vez así que sabía que podemos darle otro baño.
Probablemente lo sintió súper reconfortante. Notamos que tenía la piel súper seca, así que pensé que un poco de aceite de coco le ayudaría a sentirse mejor.
Un día él estaba parado en la puerta. Quería salir afuera. Lo dejamos caminar unos metros y acabó de tumbarse al sol, así que lo subimos a una silla y se relajó.
Le encantó esa silla, así que seguimos haciendo eso. No abandonó esa silla durante aproximadamente una hora. Me siento muy agradecido. He sido quien encontró a Barry porque cualquiera podría haberlo ignorado.
Somos felices en casa, es muy cariñoso y nunca más tendrá dolor ni se sentirá solo.