Era tan pequeño que fui directo a la tienda de mascotas. Me dijeron solo tenía dos meses. No estaba asustado, estaba muy feliz de que lo encontraran, realmente me convertí en su mamá. Tenía curiosidad por todo.
Tenía hambre todo el tiempo que intenté programarlo con mis comidas. Desayunábamos juntos y almorzábamos. No podía dejarlo solo así que tuve que llevarlo a todas partes. Lo llevaba en la mochila. Le encanta. Lo llevé a trabajar conmigo. Fue a todas mis reuniones, él solo era feliz si estaba cerca.
Lo llevo a cualquier lugar, desde caminatas hasta a la playa. Encontré a Leo en un momento de mi vida realmente estresante. Estaba pasando por una baja autoestima y depresión. Todo cambio para mí. Se convirtió en mi animal de apoyo emocional. Él realmente sabía cuándo estaba triste porque no se fue de mi lado.
Mientras lo cuidaba me enseñó a cuidarme, él me estaba enseñando a amarme a mí mismo. Significaba muchísimo para mí que él fuera para mí y él solo quería que yo estuviera feliz.
Realmente cambió mi vida cuando lo necesitaba, él estuvo allí para mí y yo estuve allí para él.