¿Monarquía o república? "El desafío nacionalista es muchísimo más grave"

El historiador Juan Pablo Fusi, defiende la Constitución de 1978 y ha suscrito el manifiesto de apoyo al Rey Juan Carlos I

23 de Agosto de 2020
¿Monarquía o república? "El desafío nacionalista es muchísimo más grave"
¿Monarquía o república? "El desafío nacionalista es muchísimo más grave"

Juan Pablo Fusi Aizpurúa (San Sebastián, 1945) es uno de los historiadores españoles actuales más reconocidos. Discípulo de Raymond Carr en la Universidad de Oxford, es catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid y académico de número de la Real Academia de la Historia.

Fusi ha suscrito el manifiesto en apoyo al rey don Juan Carlos, rubricado por cerca de setenta ex altos cargos de diferentes gobiernos, tanto del PP, como del PSOE o la UCD. Se declara un defensor del sistema constitucional construido en 1978 y opina que el debate entre monarquía o república "es innecesario". Considera que, al margen de la pandemia, España tiene un problema con el desafío de los nacionalismos "mucho más grave" que el debate sobre la jefatura del Estado.  Según entrevista concedida a Vozpopuli.

Cree que el monarca emérito, ahora en los Emiratos Árabes, acabará siendo recordado por la historiografía futura por su aportación para convertir a España en una democracia y no por las últimas revelaciones sobre el manejo de fondos privados.

Manifiesta que se ha adherido al manifiesto en defensa del sistema de 1978. "Entiendo que lo que está en cuestión son las responsabilidades que pueda tener el rey Juan Carlos, pero a mí lo que me interesa históricamente es la importancia de su reinado, que supuso la recuperación de la democracia en España. No sólo porque me guste o me deje de gustar, sino como historiador, a la vista de los siglos XIX y XX de España, tan controvertidos, polémicos e inestables"

Considera que" la figura del Rey Juan Carlos tuvo un papel personal en la política exterior. Primero, un papel simbólico a través de su persona, tanto en las cumbres de América Latina de los noventa como en Europa. Y en el caso de los países árabes, incluido Marruecos, la relación personal cuenta por su estructura, historia y el papel de las monarquías. Ahí la relación personal del rey Juan Carlos con los jefes de esas casas reales ha favorecido a la política exterior"

En cuanto a que el Rey Juan Carlos I se haya ido a los Emiratos Árabes manifiesta que: "Al principio lo interpreté positivamente, porque me parecía una manera de eliminar una presión mediática extraordinaria. Pero no estoy seguro de que la opción de los Emiratos Árabes sea la más oportuna. Ahí suscribiría los comentarios críticos que se hayan podido hacer. No son países que desde nuestra perspectiva reúnan características institucionales democráticas suficientes y es muy cercano al ámbito de algunas de las acusaciones que se vienen haciendo a su actuación"  

De la situación política tiene una opinión bastante negativa: "Lo que viene ocurriendo desde las últimas elecciones e, incluso, desde antes. No me gusta el Gobierno que se formó y un principio político que se ha extendido. La idea de que en democracia no importa quien gane las elecciones sino quién gane la mayoría parlamentaria. Eso puede bordear el fraude de ley".

Aunque esto lo permita la Constitución de 1078, añade que: "Es evidente que el señor Sánchez gana las elecciones, pero lo hace perdiendo 200.000 o 300.000 votos respecto a las anteriores y yendo a un gobierno de coalición que había asegurado que no formaría. También sin respetar el formalismo de que el rey encargara formar gobierno. A mí no me gusta el procedimiento por el que se formó. Los gobiernos de coalición me parecen necesarios cuando la mayoría lo permite y si se va a elecciones hablando de coalición. Pero nadie les dio un mandato para hacer esa coalición. No me ha gustado nada de todo eso y tampoco la actuación una vez declarado el estado de alarma. Además, encuentro contradicciones graves en el Gobierno. Hay ministros no quemados, sino abrasados, pero parece que en los últimos meses no ocurre nada por lo que pueda pagarse un precio político"

Sobre el actual clima de polarización, opina que: "Hay otros  países también están divididos, pero como práctica de la democracia más saludable con la alternancia de partidos en el poder y profundas diferencias sobre hechos fundamentales. Pero no con un enfrentamiento provocado probablemente por la moción de censura, la alianza con Podemos, el radicalismo de algunas declaraciones públicas por parte de elementos del Gobierno y la aparición, por otro lado, de un movimiento del ultraderecha que no existía antes y que contribuye también a tensar cada vez más la cuerda. De un sistema con grandes partidos naturales hemos ido a una fragmentación política y a una polarización con partidos muy radicalizados ideológicamente."

En cuanto a poner sobe la mesa el debate entre monarquía y república considera que: "Me parece un debate innecesario. España tiene un problema, al margen de la pandemia, bastante importante, como es la organización territorial y el desafío de los nacionalismos. Y ese me parece infinitamente más grave y más sustantivo que el otro. Tenemos un Estado autonómico con un grado de descentralización máximo que no podrá funcionar si existen nacionalismos. Y no es un problema que se derive de un déficit democrático español o de su sistema institucional, sino simplemente de la voluntad de los independentistas, que tienen un respaldo fuerte en dos de las regiones más grandes de España. Ese es un gran problema"

Sobre si hay que cambiar o no algunos aspectos de la Constitución, opina que: "Bueno, uno también puede decir que la Constitución existe y hay que obedecerla y cumplirla. No creo que los norteamericanos, con tantos problemas que han tenido, la hayan cambiado. Habrán hecho adiciones a la Constitución, pero nadie culpa de la figura de Trump o de Reagan a la Constitución norteamericana. ¿Aquí cada vez que hay un problema, hay que cambiar la Constitución? ¿Por qué? Hay que cumplirla, que es excelente. Eso es el estado de derecho. Habrá que cambiar la letra de algunas cosas. España tiene un sistema rígido de modificación de la Constitución, precisamente, para apuntalar la Constitución democrática, fijarla bien y que no estuviéramos al albur de continuos cambios. Igual que el Reglamento de la Cámara es muy rígido para no convertir el Parlamento en un guirigay. Hay una serie de cosas que se hicieron muy intencionadamente con la idea de dignificar y fortalecer el aparato institucional y democrático nuevo."