Era un perro y no parecía que respirara. Le daba miedo acercarse a él. Tenían que cogerlo con mucho cuidado. Su piel estaba en carne viva.
Lo llevaron al veterinario, parecía un gato egipcio. Sus dueños posiblemente no sabían que hacer y no tenían los medios para llevarlo al veterinario, pero no se merecía que lo abandonaran.
Una de sus rescatadoras, Emily se enamoró de él, era dulce y cariñoso a pesar de todo lo que había pasado.