Nadie sabe el alcance del sufrimiento de Bruno, pero está claro que lo había soportado durante un tiempo. A través de la lluvia y el sol, soportó el dolor y el hambre, sobreviviendo con comida chatarra apestosa.
Lo rescatamos de ese lugar de desesperación y lo trajimos a nuestro cuidado. Se programó una cita con el veterinario para el lunes para evaluar su estado.
Recibió la ayuda que necesitaba para prosperar a pesar de sus limitaciones físicas. Bruno descubrió el amor por caminar, aunque seguía siendo un desafío para él.
Después de 200 días, sus esfuerzos para superar los obstáculos fueron extraordinarios. Bruno, con su espíritu indomable, se había vuelto completamente bien. Aunque caminar todavía era difícil, continuó dando grandes pasos. Su viaje es un testimonio de resiliencia, amor y el poder transformador del cuidado.