Corrieron lo más rápido que pudieron en cuanto la vieron. Estaba debajo de un coche y sumergida en un charco de agua. Seguramente el dueño del coche, también un bastardo, la debió hundir pateándola.
En cuanto la cogieron apenas respiraba. Fuimos rápidamente a la clínica veterinaria y estaba muy mal. Su cuerpo estaba lleno de pulgas, le hicieron análisis de sangre y por suerte salieron bastante bien.
Necesitó dos transfusiones de sangre y le curaban la piel. Poco a poco se ha recuperado y ya ha empezado a caminar. Después de dos semanas fue dada de alta.
Ahora descansa en su cama favorita y se ha hecho amiga de la hija de una de sus cuidadoras. Ahora está en condiciones de ser adoptada y ser feliz.