La mama estaba tan aterrorizada que no podía tocarla sin antes sedarla. Pero el gran problema era que sedada, ella se estaba hundiendo más en ese hoyo cerca del río, igual que su cachorro y yo tenía tanto miedo de no alcanzarla.
Pero con paciencia tuve que meter la mano dentro tras ellos, sabiendo que me podían morder, pero la adrenalina te aleja todo el miedo. Primero logré sacar al cachorro y luego a la mama.
En un momento, el "camino" se acabó y tuvimos que recorrerlo a pie buscando a la mama a lo largo del río. Elena estaba segura de que no lograría atraparlos, ya que se estaban metiendo más en ese agujero, y cuando saqué al cachorro por primera vez, Elena estaba llorando. ¡no podía creer que lo habíamos hecho!
Sólo había un cachorro. Ella es una mama vieja y pequeña. No tengo idea de cómo pudo terminar allí junto al río, ya que el lugar estaba a un par de kilómetros a través del bosque, lejos de la civilización.
Nos hemos quedado con los dos y pasados unos meses, el cachorro ya es más grande que la mama, no paran de jugar y son felices.