Le puso de nombre Bodoque. Después de dos semanas de tratamiento pudo abrir un poco los ojos.
La piel de su cara era como de cartón. Le "presentó" a uno de sus perros y lo acogió con mucho cariño. Se lo comía a besos.
Poco a poco su piel fue mejorando y ya tenía el aspecto de un perro. Era muy pequeño y juguetón, ya se comportaba como un cachorro y tenía ganas de jugar.
Bodoque y su otro perro se han hecho grandes amigos y se pasan el día jugando. Los dos estamos contentos con la llegada de Bodoque. Es un ángel en nuestras vidas.