Mythos pasó 9 largos años encadenado a un árbol. Su ‘hogar’ era un barril vacío con el que se protegía de la lluvia y del frío.
La que decía ser su dueña lo mantenía encadenado todo el tiempo para que no se comiese a sus gallinas.
La mujer lo alimentaba únicamente a base de cebollas poniendo su salud en grave riesgo. Mythos tenía la piel en pésimas condiciones y un ojo con una importante herida.
Takis no aguantó más y decidió rescatar a Mythos. En ese momento comprobó que Mythos no era el primer perro que había sufrido esta terrible vida encadenado.
En el árbol se apreciaban las marcas de las cadenas de otros perros que habrían sufrido el mismo maltrato que Mythos.
Por suerte, Takis le pudo dar una nueva vida a Mythos, una vida digna, aunque su rehabilitación fue lenta.
Mythos era mayor y estaba deprimido. Durante días, no quiso comer ni moverse, hasta que finalmente empezó a relacionarse con los otros perros del refugio.
Con el paso de las semanas, Mythos se enamoró de Takis, su salvadora, de la que no se separa, aunque tampoco rechaza las caricias de los desconocidos que se acercan hasta el refugio.