El coronavirus de Wuhan se ha extendido a nivel mundial, lo que ha provocado que esta brutal pandemia haya puesto en jaque todo el sistema sanitario de muchos países, incluído España, que se ha visto superado por el número de infectados y de fallecidos en pocos días a causa de este virus de neumonía.
Los laboratorios de todo el mundo están a la carrera de encontrar una vacuna eficaz contra esta pandemia, aunque ya han avisado que el proceso de investigación, experimentación y fabricación puede tardar meses en completarse.
Esto ha hecho que otros investigadores y científicos busquen maneras alternativas de frenar el Covid-19, siendo uno de ellos el inmunólogo Arturo Casadevall, que lleva meses insistiendo en utilizar una práctica médica de comienzos del siglo XX,
La sangre de los convalecientes, la cura de los enfermos
Desde finales de enero, este inmunólogo ha recordado a la comunidad científica internacional que la sangre de las personas convalecientes, siendo filtrada para obtener el plasma, se lleva utilizando desde comienzos del siglo XX para curar enfermos de una enfermedad determinada.
Así pues, ya en 1918 se utilizó esta táctica médica en la pandemia de gripe que mató a más de 50 millones de personas en todo el mundo. Sólo el plasma sanguíneo de los supervivientes logró reducir a la mitad la letalidad de aquel virus desconocido.
Además, según escribió Casadevall el 27 de febrero en The Wall Street Journal, el plasma podría estar listo en semanas, mientras que la vacuna aún está a meses de poder ser utilizada.
El plasma se pone en marcha
Este pasado martes, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, ha aprobado el uso de estas transfusiones de sangre en pacientes graves de modo experimental, según informa El País.
"Cuando la situación empezó a empeorar, quedó claro que merecía la pena intentarlo" ha afirmado Casadevall.
Un día más tarde, la multinacional española Grifols, una de las mayores productoras mundiales de derivados sanguíneos, anunciaba un acuerdo de colaboración con la FDA para obtener el plasma de pacientes recuperados del Covid-19, procesarlo industrialmente y fabricar un medicamento experimental a través de las inmunoglobulinas hiperinmunes.