Los golpistas catalanes no se librarán de la acusación de rebelión. Así lo asegura Cadena SER, que desvela que la Fiscalía Española está cerrando los últimos flecos de la acusación contra los implicados en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
No solo no se rebajará la acusación a los golpistas, sino que además se mantendrá que hubo una rebelión. La Fiscalía no tiene la intención de ceder lo más mínimo en este asunto, por más que desde Cataluña hablen de presos políticos e injusticia. La realidad es que se pasaron la ley por el forro: ahora que no vengan llorando.
Entre 15 y 30 años de cárcel para los golpistas
Mientras que el Govern de Torra y los partidos independentistas reclaman la puesta en libertad de los presos, la Fiscalía pedirá un mínimo de 15 años de prisión para los involucrados en el intento de golpe de Estado catalán. Las penas, en determinados casos, pueden llegar hasta los 30 años. Pero parece que no será así y que la tendencia será a la baja. Eso sí, se mantiene el delito de rebelión.
Se espera que en los próximos días sea presentado el escrito de calificación provisional, en el que la Fiscalía mantiene el mismo criterio defendido en tiempos de Mariano Rajoy. Aunque el independentismo radical acusaba al PP de meter mano en la justicia, el cambio de Gobierno y la elección de María José Segarra como nueva fiscal general del Estado no ha variado nada en el caso de los golpistas.
La acusación por rebelión es forme “porque se utilizaron vías violentas”, y la Fiscalía ha impulsado ésta desde el minuto 1. Tanto Llarena como la sala de apelaciones han mantenido, a su vez, esta acusación durante la fase de instrucción. El delito de rebelión puede conllevar una pena de 15 a 30 años, pero en el caso de los “mandos subalternos” puede verse reducida.
25 años de inhabilitación absoluta
La sala de lo penal del Tribunal Supremo decidirá finalmente si se condena o no a los golpistas por rebelión. Además de ir a prisión, los involucrados en el 1-O pueden ser condenados a 25 años de inhabilitación absoluta, por lo que se tendrían que olvidar de la política prácticamente de por vida.