Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat de Cataluña, se instaló en Waterloo (un pequeño pueblo situado a 25 kilómetros de Bruselas) hace año y medio.
Ahora, nadie le quiere allí y los vecinos de Waterloo están hartos de Puigdemont y de todo lo que rodea al expresidente de la Generalitat de Cataluña. (¿¡Puigdemont detenido!? La imagen más esperada puede estar a punto de producirse)
Álex, un vecino ecuatoriano que abrió una gasolinera al mismo tiempo que Puigdemont se instalaba en Waterloo, ha confirmado que Puigdemont es persona 'non grata'. "A ese tipo no le quieren aquí".
Bernard, que vive a un par de números de la residencia de Puigdemont, resopla cada vez que escucha el nombre del independentista Puigdemont y ha reconocido estar "cada vez más harto".
"Ayer hicieron una fiesta y tenían las banderas izadas. Si te digo la verdad, cada vez estamos más hartos. No por Puigdemont, a quien vemos muy poco, sino por todos sus seguidores que se acercan hasta aquí", ha explicado Bernard.
En Waterloo, hay dos cosas que están por todos lados: el dinero y el silencio. Es una ciudad dormitorio de 30.000 habitantes donde altos funcionarios o diplomáticos disfrutan de enormes casas con jardín lejos de Bruselas. (Puigdemont insulta a los ciudadanos que retiran lazos amarillos: "Son comandos terroristas")
Un barrio tranquilo
Los vecinos de Puigdemont se trasladaron a Waterloo para disfrutar de una tranquilidad que se rompió desde que el expresident, acusado de delitos de malversación, sedición y rebelión por los hechos relacionados con el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, se instaló allí.
Desde entonces, Puigdemont ha convertido la 'Casa de la República' en la base de operaciones del secesionismo catalán en el exterior. Waterloo ha pasado a recibir independentistas de forma constante y ha atraído a multitud de medios y de curiosos.