Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, ha dado un giro inesperado en la saga de Kylian Mbappé.
Conocido por su habilidad diplomática, el Real Madrid se enfrenta ahora al desafío de conciliar las expectativas de estrellas como Mbappé con la fidelidad hacia los jugadores veteranos.
Una pelea por el dorsal 10
La negociación con Luka Modric se sitúa en el epicentro de este revuelo, ya que el club busca retener al veterano croata ofreciéndole un rol secundario en el equipo.
Modric por su parte aceptaría ese rol, pero manteniendo gran parte de su sueldo y el dorsal actual, el 10. El que fue Balón de Oro en 2018 se ha ganado el derecho a poder decidir qué dorsal llevar, y los nuevos fichajes tendrían que adaptarse.
Esta decisión implica un cambio de planes en la distribución de dorsales. Si Vinícius Jr sigue con el número 7, Modric con el 10 y Rodrygo con el 11, Mbappe perdería la oportunidad de llevar su 10.
El gesto de Florentino Pérez hacia Modric refleja el reconocimiento a la trayectoria y calidad del jugador, pero también evidencia la complejidad de mantener la armonía en el vestuario si llega el francés.
En una temporada crucial, donde cada decisión puede tener un impacto significativo en el desempeño del equipo, Ancelotti y Florentino se encuentran bajo una presión adicional para encontrar el equilibrio perfecto.
Un futuro de franceses
La situación actual del Real Madrid ejemplifica los desafíos que conlleva dirigir uno de los clubes más prestigiosos del mundo, donde la gestión de egos y promesas se convierte en una verdadera prueba de habilidad y liderazgo.
Y para lograr ese equilibrio el club está buscando jugadores de una misma nacionalidad que se entiendan en el campo.
Con Ferland Mendy, Tchouaméni y Eduardo Camavinga ya son 3 los franceses titulares que tiene el Real Madrid. Cifra que podría ampliarse si llegan, como se está hablando, Kylian Mbappé y Leny Yoro.