Fuigdemont ha vuelto a hacerlo: no a las elecciones europeas por cagón

Carles Puigdemont no se presentará a las elecciones europeas por miedo a que le arresten en la embajada española al recoger sus credenciales.

14 de Octubre de 2018
Fuigdemont ha vuelto a hacerlo: no a las elecciones europeas por cagón
Fuigdemont ha vuelto a hacerlo: no a las elecciones europeas por cagón

Carles Puigdemont tenía la intención de presentarse a las elecciones europeas con el objetivo de “internacionalizar el conflicto catalán” y ponerse “al servicio de la gran causa de la democracia y la libertad”, según sus propias palabras. Sin embargo, el forajido ha tomado la decisión final de no hacerlo por miedo a ser cazado en la embajada española cuando acuda a recoger las credenciales. ¡Qué valiente!

El pasado jueves, después de haber anunciado a bombo y platillo que se presentaría a las elecciones europeas, Puigdemont decidió echarse atrás. Mientras algunos de sus compañeros se enfrentan a penas de hasta 30 años de cárcel por una causa, según ellos, noble, el ‘príncipe’ de Waterloo se ha rajado de lo lindo porque se lo ha hecho encima al imaginarse entre rejas. Y es que, para poder presentarse a las elecciones europeas, tendría que ir a la embajada española a por las credenciales y la justicia podría echarle el guante de una vez por todas.

Puigdemont pretendía retirar sus credenciales mediante un poder

La idea de Puigdemont era que alguno de sus asesores acudiera, mediante una delegación de poderes, a recoger sus credenciales. Habitualmente esto se hace en la Junta Electoral de Madrid, pero en el caso del fugitivo catalán le advirtieron de que probablemente habría de ser en la embajada española de Bruselas y en persona. “No quiero correr el riesgo de que me arresten”, habría asegurado el amigo Puchi a su círculo más cercano, según ABC, por lo que no estará en las elecciones europeas.

Las espantadas de Carles Fuigdemont

No es la primera vez y conociendo su historial difícilmente será la última en que Fuigdemont se escaquea. Ya lo hizo tras declarar la independencia. El capitán del barco debe quedarse en éste aunque se hunda, pero Carles es demasiado cobarde y decidió tomar el camino del exilio dejando en la mierda a sus compañeros. Y lo peor de todo es que no avisó a nadie de que se iba a fugar. ¡Vaya socio!

Durante la campaña electoral de las elecciones del 21 de diciembre sucedió lo mismo: prometió que regresaría a España si estaba en condiciones de gobernar, pero faltó a su promesa y demostró que no tiene palabra. Lo único que tiene es un miedo atroz a acabar entre rejas y hará todo lo posible porque no le cacen.

La pregunta que deberían hacerse el resto de políticos golpistas es cómo se dejaron arrastrar por un tipo que les ha vendido a la mínima ocasión y que juega a ser el líder de una causa por la que no es capaz de arriesgarse ni un ápice. Se le debería caer la cara de vergüenza a él, pero también a todos los que le siguieron la corriente sin darse cuenta de que iba a darles una puñalada por la espalda.