En 2019 ya es raro quienes no tienen animales en casa y las mascotas ya invaden incluso los rincones más íntimos de las viviendas.
Un estudio señala que hasta un 60% de los dueños de perros permiten que los canes duerman con ellos en la cama.
Entre las razones indicadas aseguran que son relajantes, que dan seguridad y que su temperatura corporal –unos tres grados de media más alta que la humana– los hace perfectos para las noches frías del invierno.
Más allá de las consecuencias que esto pueda tener en la rutina de sueño de cada uno, la creciente tendencia nos hace pensar sobre el rol de las mascotas a la hora de disfrutar de una sexualidad completa.
No es recomendable que haya una mascota
“Las relaciones eróticas son momentos de intimidad con nosotros mismos o con la pareja. En esa intimidad solo cabe uno mismo y la (o las) persona(s) implicadas. No es recomendable que haya nada que pueda distraer, como sería el caso de una mascota”, sostiene Arola Poch, psicóloga y sexóloga y autora del libro de educación sexual Las cosas claras.
Poch asegura que la presencia de perros o gatos, animales que pueden reaccionar a sonidos u olores –si tu mascota es una tortuga, no te preocupes–, son potenciales elementos de distracción.
Un poco de espacio en ocasiones señaladas siempre viene bien. Seguro que nuestro compañero sabe entenderlo.