El cuerpo de Enrique Urquijo, vocalista de 'Los Secretos' fue hallado sin vida en el portal número 23 de la calle Espíritu Santo, en el barrio madrileño de Malasaña. Con las causas de su muerte se especuló hasta la saciedad y muchos apuntaron a una sobredosis de heroína como el detonante del fatal final.
Álvaro Urquijo, su hermano, publicó el libro ‘Siempre hay un precio’ biografía del grupo madrileño que a su vez habla de la vida de Enrique y de su muerte. En el libro aclara: “Sin embargo, no hubo jeringuillas de por medio” y sacó a la luz el informe forense. A Enrique Urquijo la muerte le llegó tras consumir calmantes y mezclarlos con un poco de pasta base de cocaína. El nombre del barbitúrico que acabó con la vida del genio del pop español fue el Tranxilium (clorazepato dipotásico), una «benzodiazepina con efecto ansiolítico, hipnótico, anticonvulsivante, sedante, relajante muscular y amnésico».
Enrique acababa de salir de una clínica de desintoxicación en la que estuvo menos de lo previsto. Por este motivo, el centro le devolvió parte del dinero adelantado por su familia. Con efectivo en el bolsillo, compró el basuko y, para bajar el subidón, se tomó varios tranxiliums de 50 miligramos.
A Álvaro la noticia de la muerte de su hermano le llegó por teléfono. El suceso le pilló fuera de Madrid y su mujer simplemente dijo: “Álvaro, ha pasado y un largo silencio”. Se quedó destrozado.
“Se han escrito muchos textos y muchos documentales sobre Los Secretos que no son reales, en los que se vendía a Enrique como un yonki de manual, cuando en realidad no lo era. ¿Qué si consumía drogas? Sí. Pero nunca hasta el punto de interferir en su trabajo. Componía, ensayaba, hacía entrevistas y daba conciertos como cualquier músico normal. Él tenía un problema que intentó apagar con otro problema”, dijo.