El karma pasa factura a TV3. Se acabó el blasfemar contra el Estado sin consecuencias, por lo menos, técnicas. El programa Està Passant especial post-Diada tuvo que cortarse.
Toda una pesadilla para el presentador, Toni Soler, que pasó por diversos estados emocionales. De anécdota a rendición, pasando por frustración, mosqueo e impotencia.
Demasiado presupuesto en la cobertura de la Diada y poco en realización
Las luces del plató se encendían y se apagaban a su antojo, desquiciando a Soler, que se quedaba sin chistes cada vez que se quedaba a oscuras y echando la culpa a la cadena.
Desesperado llegó a pedír auxilio por el pinganillo: “Chicos, espero instrucciones, cuando el naufragio sea absoluto me lo decís y despido”.
Pillado con la mano en la bragueta
En una de esas idas y venidas, le pillaron con la mano en la bragueta, pero supo salirse bien del paso bromeando al respecto. Pero iría a más. Las pantallas y los grafismos tampoco funcionaban.
A los 15 minutos de programa decidió que ya era suficiente y bajó la persiana, no sin antes pedir disculpas a la audiencia e invitarles a un programa especial en directo para ese mismo día.