El pasado viernes 29 de mayo era la fecha marcada por el Reino Unido para abandonar de forma definitiva su vinculación con Europa. (¡¡Theresa May ofrece su cabeza a cambio de aprobar el Brexit!!).
Pero la realidad ha sido totalmente distinta: tres años después del histórico plebiscito, nadie sabe exactamente qué va a ocurrir con el Brexit.
La Cámara de los Comunes ha rechazado por tercera vez el acuerdo de salida que Theresa May logró cerrar con los Veintisiete en noviembre, en su intento de llevar a cabo una salida pacífica, ordenada y con un periodo de transición.
Sus señorías han rechazado el texto por 344 votos en contra frente a 286 a favor. Esta diferencia de 58 escaños mejora la derrota de 149 cosechada el pasado 12 de marzo, y nada tiene que ver con la humillación de enero (230 escaños de diferencia).
El futuro, en el aire
Así pues, el futuro de Theresa May al frente de la cámara británica está más en el aire que nunca. (¡¡May contra las cuerdas!! El Parlamento Británico tumba (otra vez) el Brexit!!).
De nada ha servido la promesa que realizó el miércoles a sus filas asegurándoles que, si el texto era aprobado, dejaría vía libre a otro líder de cara a las próximas negociaciones sobre futuras relaciones con el bloque.
En las últimas horas, muchos 'brexiters' se habían puesto de parte de May, entre ellos, el excéntrico Jacob Rees-Mogg y Boris Johnson, que ya está en modo campaña para las primarias que se avecinan en la formación.
Aparte de los 'tories' rebeldes, los norirlandeses del DUP, de cuyo apoyo depende el Gobierno en minoría, reiteraron que no iban a aceptar nunca un texto que califican de “tóxico”.
El principal obstáculo, al fin al cabo, siempre ha sido la salvaguarda para evitar frontera dura en Irlanda. (La UE no renegocia y el Brexit pone a Theresa May contra las cuerdas).
El documento establece que, hasta que se cierre un acuerdo comercial, todo el Reino Unido debe permanecer en la unión aduanera e Irlanda del Norte además alineado con el mercado único.
En su intento por desbloquear una crisis institucional que permanecerá siempre en la retina de los ingleses, May presentaba a sus señorías solamente el Acuerdo de Retirada, sin la Declaración Política.
El primer documento, legalmente vinculante, cubre las cuestiones relativas al divorcio en sí: derechos de los ciudadanos, factura que Londres debe pagar por la salida, la salvaguarda para evitar frontera dura en Irlanda y el periodo de transición.
El segundo documento, legalmente no vinculante, describe, aunque de manera muy vaga, las aspiraciones sobre las futuras relaciones con el bloque.
Veremos cómo acaba este culebrón político llamado Brexit, un cuento que parecer ser el de nunca acabar. Por supuesto, cuando acabe, en 'donDiario' les informaremos detalladamente de todo.