Si queremos entender el amor de un perro a su amo. Detengámonos un momento ante un indigente que está con su perro, quizá viviendo en la calle, como su dueño. Y observemos la secuencia: el perro está feliz porque está con el ser que más ama en el mundo: su amo y amigo.
No necesita una gran casa ni un par de solomillos. Él no se mueve por nada material. ¡Solo se mueve por amor!
Su mayor felicidad: ¡Que lo abraces y acaricies!
Seguro que el indigente 'no tiene donde caerse muerto' como vulgarmente se dice. Pero eso al perro no le preocupa.
Le preocupa que su amo lo quiera. Que esté pendiente de él. Que loa abrace. Que le regale caricias... aunque no haya más que un mendrugo de pan que llevarse a la boca.
Y no hay ningún peligro de que abandone a su amo por nada del mundo. ¡Nada! ¡Solo quieren quererte. ¡Solo quieren que los quieras!
Las siguientes imágenes son duras pero enormemente tiernas. Viéndolas es muy fácil entender porque se le llama: ¡El mejor amigo del hombre!