Bitcoin, que superó los 570.000 millones de euros evaporados la semana pasada, ha perdido otro 20% de valor, arrastrando el resto de criptomonedas.
Las dos semanas consecutivas en las que se han registrado estos números negativos han provocado que las pérdidas se hayan elevado hasta los 600.000 millones de euros.
Las criptomonedas requieren de una red distribuida de ordenadores capaces de dar por válidas cada una de las transacciones realizadas y añadirlas a la hoja de contabilidad global que mantiene un historial de todos los pagos realizados.
Todos los miembros tienen la misma lista de transacciones firmada y cifrada, lo que hace prácticamente imposible crear engaños.
Este proceso de verificación y mantenimiento general de la cadena de bloques es conocido en el sector como 'minar' y requiere de una cantidad de procesamiento entregada de forma altruista a la red.
Esta cantidad entregada de forma altruista es recompensada otorgando nuevos Bitcoin a sus participantes bajo una serie de condiciones que se están endureciendo y que solo son rentables en determinadas zonas geográficas con un precio de la electricidad suficientemente bajo. Sin la posibilidad de conseguir beneficios, los mineros han empezado a apagar sus máquinas.
1 de cada 4 máquinas dedicadas a Bitcoin ha sido apagada
La retirada de mineros es evidente en los registros públicos de Bitcoin. Un 25% de las máquinas dedicadas a esta criptomoneda han sido apagadas.
La mayoría de los mineros aguantan con la esperanza de que cambie la situación pero con la reducción de su precio constante durante 2018 (ha pasado de los 7.000 euros a principios de año a los 3.300 euros actuales) y sin nada que parezca indicar un torna de hoja en el futuro inmediato, los incentivos desaparecen.