Las hermanas Jachaturián se enfrentan a uno de los peores momentos de sus vidas, y aunque parezca contradictorio, lo hacen de lo más liberadas.
Su caso ha destapado un sinfín de abusos y agresiones físicas por parte de su padre que han evidenciado el machismo más puro contra la mujer.
La muerte de su padre
Michaíl Jachaturián era una de esas personas a las que poco les hace falta para enfurecerse hasta puntos extremos.
El día de su muerte, Michaíl estaba muy enfadado y decidió ir llamando una por una a sus tres hijas, Krestina, Angelina y María y les roció un spray de pimienta porque el salón, para su gusto, estaba desordenado.
Después, se dispuso a echarse una cómoda siesta en su mecedora y las jóvenes encontraron la oportunidad perfecta para acabar con su vida. No podían más.
Una vez profundamente dormido, las jóvenes de 17,18 y 19 años respectivamente empezaron a darle golpes con un martillo y un cuchillo de cocina, según la Fiscalía. Cuando el hombre, de 57 años se despertó, brotó contra ellas y empezó a pegarles con todas sus fuerzas, hasta que una de las hermanas le apuñaló mortalmente.
Las penas a las que se enfrentan
Las tres hermanas, un año después, se enfrentan a cargos de asesinato premeditado con penas de 20 años para las dos mayores y de 10 para la menor.
Se ha sabido que las chicas llevaban años sufriendo horrores, vejaciones y abusos tanto físicos como sexuales, continuos que acabaron de la peor forma posible para ellas.
Las chicas vivían junto a su padre puesto que éste en 2015 decidió echar de casa a la madre bajo graves amenazas. La vida de las 4 era un auténtico calvario y así lo ha contado uno de sus abogados. "Estaban aterrorizadas. Vivían prácticamente esclavizadas, en una atmósfera irrespirable y temían por su vida".
Su caso ha levantado un gran revuelo social y es que en Rusia no existe ningún tipo de ley específica contra la violencia de género.