Durante la campaña electoral, Pedro Sánchez se empeñó en repetir como un mantra que España iba como una moto a nivel económico. Incluso Nadia Calviño trataba de vender esa postura con unos datos que evidenciaban que en el PSOE viven en otra realidad.
Y es que, mientras decían eso, las familias no llegan a final de mes. Ven como la cesta de la compra no para de subir, lo mismo pasa con las facturas, pero desde el ejecutivo socialista no sólo no hacen nada, sino que les dicen que en España la economía va muy bien.
Todo ello mientras se está produciendo una fuga de empresas. Primero fue Ferrovial que cambió su domicilio fiscal a Países Bajos, y la siguiente puede ser Repsol, que está estudiando mandar proyectos a Portugal. Las empresas del IBEX-35 no ven futuro en nuestro país.
Lo peor está por llegar
Los empresarios han visto como desde el gobierno, los socios de Sánchez no han dejado de atacarles. Juan Roig o Amancio Ortega han tenido que aguantar como Pablo Echenique, Pablo Iglesias, Ione Belarra o Lilith Vestringe les decían de todo.
Ese posicionamiento en contra de los empresarios está pasando factura a España, y es que, cada vez menos inversores ven el país mediterráneo como un buen lugar donde invertir. Los inversores están empezando a rechazar el venir porque no ven seguridad.
Los datos son dramáticos, la inversión extranjera en España disminuyó un 26% en el primer semestre de este año 2023, según el Registro de Inversiones Extranjeras. Algo que supone una pérdida de 11.996 millones de euros. Un agujero para una economía ya debilitada.
Las grandes empresas ven como en España se les ataca, pero también ven como otras se están marchando, lo que no les da ninguna seguridad para venir a invertir. Sánchez no sólo ha perdido algunas, sino que está logrando que no vengan otras.