El silencio de Terelu Campos frente a la relación de su hija, Alejandra Rubio, con Carlo Costanzia ha suscitado curiosidad y debate en el mundo del espectáculo. Mientras que en el pasado la colaboradora de televisión fue abierto sobre las parejas de Alejandra, como Álvaro Lobo o Carlos Agüero, ahora ha optado por evitar el tema ante la prensa y ha evitado incluso encontrarse con la pareja.
La psicóloga Ana Morales, autora del libro '¡Qué Buena Estoy! Tira las dietas a la basura y vive con salud emocional', ofrece una visión sobre el porqué de este silencio. Según Morales, Terelu podría estar protegiendo a su hija de la atención mediática y de las críticas que podrían surgir debido al complejo pasado de Carlo. Al evitar pronunciarse, Terelu podría estar previniendo posibles heridas mediáticas que pudieran afectar a Alejandra.
Terelu Campos prefiere no pronunciarse acerca de la relación de su hija Alejandra Rubio con Carlo Constanzia
Pero el silencio de Terelu no solo podría ser una estrategia de protección externa, sino también un acto de cuidado hacia la relación con su hija. Morales sugiere que criticar abiertamente a Carlo podría empujar a Alejandra hacia él, siguiendo el patrón de "cuanto más me lo prohíbas, más lo quiero". Terelu, entonces, opta por confiar en las decisiones de su hija y ofrecer su apoyo incondicional, mostrando empatía y comprensión hacia las complejidades de ser madre bajo el foco público.
Sin embargo, la mala relación entre Terelu y Mar Flores, madre de Carlo, podría añadir una capa de complejidad adicional a la dinámica familiar. Terelu es amiga íntima de Nuria González, viuda de Fernado Fernández Tapias, ex de Mar Flores.
Nuria había sido amiga de Mar hasta que comenzó su relación con Fernández Tapias, después del escándalo que supuso el lío entre Mar y Alessandro Lequio cuando unas fotos de ellos besándose en Roma coparon las portadas de la prensa rosa, y que fueron la causa de la ruptura entre la modelo con el empresario gallego. Morales hace hincapié en la importancia de que Terelu pueda separar sus sentimientos personales hacia Mar de su apoyo a Alejandra, centrándose en el bienestar emocional de su hija y promoviendo un diálogo constructivo.
En última instancia, la madurez emocional de Terelu implica priorizar el bienestar de Alejandra sobre cualquier desacuerdo personal con Mar, fortaleciendo así el vínculo madre-hija en medio de las tensiones familiares y mediáticas.