Kiko Rivera, conocido hijo de la famosa Isabel Pantoja, compartió su historia en el podcast "La de trabajar... ¿Te la sabes?" conducido por Marina Rivers. Kiko abordó los prejuicios que ha enfrentado desde que incursionó en la industria musical como DJ, principalmente debido a su linaje y la sombra de la popularidad de su madre.
El podcast, centrado en el tema de la familia, permitió a Rivera reflexionar sobre cómo esta influencia ha marcado su vida desde temprana edad. A pesar del éxito de su madre, se sintió obligado a esforzarse más que los demás para ganarse el respeto en su carrera. Rivera admitió haber sido etiquetado como "vago" y "no trabajar", lo cual le resultó difícil de sobrellevar.
"Es muy complicado, al final los prejuicios son una mierda, al ser hijo de Isabel Pantoja, una gran artista mundial, tienes que demostrar más que los demás y siempre me ha costado mucho", señaló. "Mi madre me tuvo reservado, no me dejaba salir mucho y no entendía por qué. Hoy puedo llegar a entender que era por miedo a que me pasase algo por ser su hijo, me costó mucho entenderlo y cuando cumplí 18 años, me marché de casa y no volví más", añadió.
Kiko Rivera compartió cómo la soledad y la presión de la fama lo llevaron a adoptar hábitos poco saludables, incluido el consumo de drogas, una lucha que ha enfrentado y superado. "Me vi de tener 0 euros en mi cuenta a empezar a ganar muchísimo dinero. Llegué a gastar en mala vida 8 millones euros. Me he gastado mucho en fiestas, drogas y todo lo que está dentro del círculo vicioso", reconoció.
Culpa a Isabel Pantoja en gran parte de sus problemas
No es la primera vez que vemos a Kiko Rivera abrirse de esta manera y hablar de su madre. Durante una entrevista en Planeta Calleja en 2021 hablaba de su madre en los mismos términos:
"A los 16 o 17 años, mi madre me consiguió un trabajo en una oficina, pero no era lo mío. De repente, surgió la oportunidad de hacer un bolo por el que me pagaban 2.000 euros, y eso fue aumentando", dijo Kiko Rivera para empezar.
"En cierto punto, llegué a consumir cinco gramos de cocaína diarios", admitió Rivera. Agregó que comenzó a consumir drogas a los 17 años y cuando su madre, junto con su esposa Irene Rosales, se enteraron, evitaron un centro de rehabilitación por temor a la atención mediática. Optaron por la terapia en el entorno familiar: "Fue el único momento en que mi madre estuvo a mi lado".
Rivera expresó su decepción por la actitud de su madre durante esos momentos difíciles. Insistió en que ella solo estuvo presente durante una semana, después se desentendió del problema. "Después de eso, nunca más me preguntó cómo estaba, cómo me sentía o si había recaído", lamentó.
"No quería aceptar que su hijo estaba pasando por eso, pero la realidad es esa. Y en gran medida, parte de la razón por la que me encontraba en esa situación es su responsabilidad, porque no estuvo conmigo todo el tiempo que debería haber estado. No la culpo completamente, pero ella también tiene su parte. Tal vez, si hubiera estado más presente, yo no habría caído", concluyó Rivera.