En vez de preocuparse de la política que afecta a los catalanes, ya sea en sanidad, educación o trabajo, Torra se dedica a ir de pueblo en pueblo repitiendo el mismo discursillo.
Bueno, en educación si que se preocupa, espiando a los niños para saber en qué idioma hablan en el recreo, dando por descontando que hablan catalán en las aulas de adoctrinamiento de la Generalitat. (Y eso que no sabía nada: ¡¡La cuñada de Torra forma parte de la plataforma que espió a los alumnos en los colegios!)
Total despreocupación por la sociedad
Ahora, en el pueblo de Puigcagón, Amer, Quim Torra se ha dedicado a bailar sardanas rodeado de catanazis, esteladas y una enorme foto de Fugademont colgando de una fachada con el lema “No surrender” (sin rendición).
El presidente xenófobo ha declarado que le gustaría hacer del país “una sardana donde cupiéramos todos”, pero que “faltan los presos políticos y los exiliados”. Ha dedicado el baile a todos los encausados y especialmente “al alcalde superior de Cataluña que es Carles Puigdemont”.
Bailó la sardana acompañado de la alcaldesa de Amer, Maria Rosa Vila
Parece mentira que sea el propio Torra quien haya utilizado la frase de moda entre los constitucionalistas para reírse de los golpistas encarcelados. Alguien pregunta “¿Estamos todos?” y otro le contesta “¡No, faltan los presos!” entre risas.
Torra, que fue recibido a gritos de “independencia” tuvo que complacer a los allí presentes: “Venir a Amer es volver a sentir el deseo de paz, de libertad, de justicia y de independencia”.
La jota, las sevillanas y el fandango, unos bailes de guerra y agresivos
Se ha dedicado a soltar una chorrada tras otra como: “Amer es un pueblo de presidentes” o “un baile que nos agermana, un baile de paz”. Quizás se piensa que el juez Marchena le está escuchando.
Visita obligada al pueblo del ex presidente prófugo en vísperas del segundo aniversario de su huida en el maletero de un coche rumbo a Bélgica.