Carles Puigdemont, el expresidente de la Generalitat residente en Bélgica fugado de la Justicia española, acaba de publicar un libro en el que afirma que teme por su vida y que está preparado para pasar una buena temporada a la sombra en una cárcel española.
El libro, que tiene 240 páginas y sale a la venta hoy viernes, se titula 'La crisis catalana, una oportunidad para Europa', firmado por la editora La Campana y es el resultado de unas conversaciones sostenidas con el periodista político Olivier Mouton, del semanario belga 'Le Vif / L'Express'.
Lo más llamativo del libro de Puigdemont
Estos son los fragmentos más llamativos del libro del expresidente de la Generalitat fugado:
Política: “No quería hacer de ella una profesión, no soportaba ni esta idea ni la tendencia al sectarismo de los partidos. Y todavía no las soporto”.
Su liderazgo: “No me veo a mí mismo como un líder. Pero la historia me acabará contradiciendo. (...) No me gusta nada la idea de los líderes mesiánicos; ¡la encuentro ridícula y, sobre todo, antimoderna! Por otra parte, llevo dentro de mí una especie de pulsión anarquista”.
El papel de Europa: “La crisis catalana es una oportunidad para Europa de demostrar que los derechos humanos son su principal fortaleza ante los autoritarismos que se apoderan de esas regiones que temen a Europa cuando ésta se ve como vanguardia de los derechos humanos: Rusia, China, Estados Unidos...”.
El papel de Madrid: “La capital de España fagocita todos los esfuerzos de las otras comunidades autónomas, se comporta como una gran capital imperial que se aprovecha de los recursos de los otros para crecer”.
El 1-O: “Sabíamos que eso podía comportar un conflicto con España, pero no la violencia y la represión desatada que hubo” (...) “Yo no tengo la sensación de estar involucrando a la población en una cosa peligrosa”.
El referéndum: “En el caso que hubiera un referéndum acordado con el Estado tendríamos que acordar las mayorías necesarias para considerar válido el resultado (...). Siempre hemos hecho referencia al modelo de Montenegro, con una participación mínima del (más del 50%) y un apoyo mínimo a la independencia (más del 55%)”.
La negociación con Rajoy: “Me cito con Mariano Rajoy en dos ocasiones. La última, en una comida a solas en la Moncloa. El ambiente es agradable y la conversación muy correcta (...). Entonces le anuncio que organizaremos un referéndum, aunque tenga que ser sin su acuerdo. ‘No lo haréis, no es posible, lo impediré’, replica”.
El derecho de autodeterminación: “Si alguien reclamara la independencia –de Catalunya– de manera democrática, no nos opondríamos (...). De hecho, aprobamos una ley que reconoce el derecho a decidir su futuro de la Val d’Aran, sea cual sea (...). Si una parte de Catalunya siente la necesidad de emprender otro camino, ¿podemos impedir que lo haga?”.
La consulta extendida a España: “Si España lo propusiera, estaríamos dispuestos a hablar de ello. Yo no cerraría esta puerta (...). Aunque perdiésemos esta consulta, saldríamos ganando”.
El exilio belga-alemán: “Para mí quedarme no es una alternativa, porque desde la prisión no puedo luchar. Nos humillarían tratándonos como rehenes políticos por lo que representamos”. (...) Sé que me puedo pasar mucho tiempo en el exilio (...) Quiero pensar que a medio plazo hay una posibilidad de normalizar la situación a través del diálogo”.
Neumünster: “Ya hace muchas semanas que estoy mentalizado de que estamos en guerra contra España. Al entrar en la prisión he tenido la sensación de que volvía a la niñez, cuando vivía en un internado en época de Franco. (...) Lo único banal que de verdad echo de menos son los cafés espresso (...) Incluso firmo autógrafos, porque la mayoría siguen mis aventuras en la televisión”.
Warterloo: “Hay una gran solidaridad, también económica, por parte de muchos y muchos catalanes que quieren que sigamos trabajando en el exilio en las condiciones más dignas posibles”.
Su seguridad: “Alguien adosó una baliza bajo la carrocería de los coches que utilizábamos. De la misma manera, podrían poner un explosivo. ¿Hay que recordar que España hizo la guerra sucia contra ETA?”.
Pedro Sánchez: “El Gobierno de Pedro Sánchez continua rechazando el referéndum y tampoco propone ningún proyecto alternativo. Con todo, Pedro Sánchez reconoce en el Congreso que la crisis catalana es un problema político y que se deben hallar soluciones políticas. Es un primer paso positivo”.
Lo que pide a España: “Queremos decidir nuestro futuro, y la solución ideal es hacerlo de un modo pacífico, en el marco de un acuerdo con España. Debemos decidir juntos el marco en el que los catalanes puedan decidir su futuro (...). ¿Que España considera que la independencia no es un buen camino? Entonces pido a los dirigentes que hay en Madrid que propongan una alternativa. ¿Qué proyecto tienen para Catalunya?”.
Dejará la política: “No aspiro a tener ningún papel en el futuro. Lo que quiero es volver a mi normalidad tan pronto como sea posible y recuperar el máximo de libertad posible. (...) Cuando la solución se haya normalizado no quiero seguir haciendo política”.